A finales de marzo, Bruno Iozzo, un hombre sano de 73 años de edad, se encontraba entre los primeros pacientes con COVID-19 ingresados en el Hospital Humber River en Toronto. Lo que no sabía Iozzo, es que durante los siguientes 104 días, combatiría la infección en la unidad de cuidados intensivos del sitio.
Hoy, Iozzo fue dado de alta del hospital hace unos días y ahora está rehabilitándose en el Centro de Salud Runnymede de Toronto con las ansias de volver a casa el 29 de agosto.
«Él ha estado aquí durante cinco días, está caminando, sentado en una silla, está comiendo por vía oral», dijo Geeta Grewal, directora de atención al paciente en el centro. “Está activamente involucrado en actividades, está intentando recuperarse.»
Cuando fue ingresado por primera vez en el hospital de Toronto, los médicos notaron que la infección había dañado sus pulmones y no pudieron enviar suficiente oxígeno a su sangre, lo que eventualmente condujo a una insuficiencia renal y diálisis.
«Estábamos muy preocupados cuando ingresó a la UCI», afirmó el Dr. Sanjay Manocha, médico de cuidados críticos del Hospital Humber River. «Estaba gravemente enfermo y necesitaba soporte vital para usar el ventilador, y durante su viaje en la UCI hubo momentos en los que no estábamos seguros de si iba a sobrevivir».
Iozzo no recuerda mucho
«(Durante) dos, tres meses fue negro», dijo. «Tres meses en esta habitación oscura… fue lo peor».
Si bien miles de canadienses han muerto por COVID-19 en los últimos meses, Iozzo pudo recuperarse y se ha convertido en una historia de éxito para los médicos involucrados.
«Fue sorprendente ver su recuperación y nos da la esperanza de que podamos proporcionar lo mismo a otros pacientes que también padecen esta enfermedad», aseguró Manocha.
Manocha también espera que la historia de Iozzo sea una inspiración para otros trabajadores de primera línea y pacientes por igual.
«Al ver a alguien, abandonar la UCI y recuperarse de esto, hace que se vuelva a confiar en lo que hacemos a diario para todos nuestros pacientes», dijo. «Esto, creo, ayudará al equipo a reconocer que sus esfuerzos no son (en) vanos».
Iozzo todavía enfrenta un largo camino hacia la recuperación, pero Gisella Iozzo, su hija, está encantada con la perseverancia de su padre.
Retribuir por la labor
En un esfuerzo por retribuir al hospital, Gisella ha recurrido a la recaudación de fondos a través del sendero recreativo del río Humber, que está cerca del hospital, por cada $ 100 que dona a través de su campaña «Basura por el tesoro», espera recaudar $ 30,000 para la fundación del hospital para fin de año.
