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Charles Hernick, el candidato hispano que refleja diversidad en los republicanos

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El candidato republicano Charles Hernick posa para Efe en Arlington. Este hispano se peina al estilo "Beatle" y compite por un escaño de Virginia en la Cámara Baja pese a las propuestas contra los inmigrantes del candidato de su partido, Donald Trump. EFE
El candidato republicano Charles Hernick posa para Efe en Arlington. Este hispano se peina al estilo «Beatle» y compite por un escaño de Virginia en la Cámara Baja pese a las propuestas contra los inmigrantes del candidato de su partido, Donald Trump. EFE

Es hispano, republicano, se llama Charles Hernick, tiene gafas de pasta, el pelo estilo «Beatle» y compite por uno de los escaños del estado de Virginia (EEUU) en la Cámara Baja pese a las propuestas contra los inmigrantes del candidato de su partido a la Casa Blanca, Donald Trump.
Su perfil refleja la división e incertidumbre con la que muchos republicanos de todo Estados Unidos encararon este miércoles el último debate entre Trump y su rival demócrata, Hillary Clinton, un evento político que marcó la recta final de las elecciones presidenciales y legislativas del 8 de noviembre.
«Cuesta, cuesta llegar a la comunidad hispana», reconoce Hernick a Efe en uno de los bares de la ciudad de Arlington. Mientras, en la televisión, Trump vuelve a insistir en la construcción de un muro que separe Estados Unidos de México para evitar la entrada de «drogas» e inmigrantes indocumentados.
Denominado por sus compañeros de partido como «campeón de los pequeños negocios», Hernick cuenta la historia de una mujer hispana a la que compra salsa en su tiendecita de alimentación y a la que logró convencer de sus propuestas, le dio unos folletos de información y ahora ella los reparte entre sus amigas.
«No podemos construir una pared, me parece mala idea. Pero sí necesitamos enfocarnos en la seguridad fronteriza. Si una abuelita puede llegar con sus niñitos, alguien con mala intención también puede llegar. Hay que arreglar esa parte, pero tengo corazón para esas viejitas», sostiene Hernick en un casi perfecto español.
Desde que lanzó su campaña en enero, Hernick ha hablado con la creciente población inmigrante del norte de Virginia y aboga por incluirles en el debate para «resolver la situación legal».
Junto a Hernick se aposta su padre Philip. Menudo, con un traje reluciente y una corbata con jugadores de fútbol. El hombre recuerda sonriente el momento en el que 37 años atrás conoció a su esposa en Ecuador mientras trabajaba como profesor en la Escuela Superior Politécnica del Litoral, en la ciudad de Guayaquil.
«Tenía yo como 29 años, nos conocimos y nos casamos en Ecuador. Tuvimos tres hijos», cuenta Philip, de 66 años, que se encarga de editar los correos electrónicos a su hijo y, entre sus misiones, destaca la de cerrar los sobres que contienen información sobre el candidato y que luego son enviados a las casas.
Contando con Philip y los voluntarios, una decena de personas componen el equipo de Hernick, una diminuta expresión de la fuerza de la política local en Estados Unidos y de la afición de sus ciudadanos por llamar literalmente a la puerta del vecino para explicarle por quién debe votar.
«Él tiene una visión tan buena del mundo y está abierto a muchas ideas que los republicanos tradicionales ni considerarían», afirma a Efe Jake Didinsky, director de campaña de Hernick.
Didinsky, de 23 años, es un chico desgarbado que prestó ayuda como voluntario por unos cuatro meses hasta que hace un mes comenzó a trabajar a tiempo completo para la campaña. Está comprometido con la causa y los últimos días ha dormido en la oficina y se ha levantado de madrugada para enviar correos electrónicos y cartas.
«Tengo una manta y un sofá, he dormido ahí los últimos tres o cuatro días, así que estoy deseando dormir una siesta en casa», reconoce entre risas Didinsky.
La estrategia de Hernick para las próximas semanas hasta el 8 de noviembre sigue siendo la de estrechar manos y hablar. Conversar mucho con la gente en los bares, con los dueños de las pequeñas tiendas, con la comunidad etíope, con la comunidad latina y hasta con los que salen del metro y están hartos de que se estropee.
«Hola, ¿usted puede votar? -pregunta en español Hernick a un hispano que limpia el suelo- vote, vote por mí».

Beatriz Pascual Macías

Arlington (EE.UU.), 20 oct (EFE).-

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