El presidente chino, Xi Jinping, y Vladimir Putin, de Rusia, se reunieron el jueves para conversar sobre el fortalecimiento de los lazos entre sus países, un encuentro que sigue a un gran revés para Moscú en el campo de batalla en Ucrania.
Los dos líderes se reunieron en Uzbekistán al margen de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) de ocho naciones, una alianza de seguridad creada como contrapeso a la influencia de Estados Unidos que también incluye a India, Pakistán y cuatro naciones exsoviéticas en Asia Central.
Junto con el ataque de Rusia a Ucrania, el telón de fondo de la cumbre es la breve erupción no lejos del lugar del evento de las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán, así como las tensiones en las relaciones de China con Washington, Europa, Japón e India debido a disputas sobre tecnología, seguridad y territorio.
Hablando al comienzo de sus conversaciones personales con Xi, Putin criticó lo que describió como un esfuerzo «feo» de Estados Unidos y sus aliados para mantener su dominio global percibido.
Xi fue más cuidadoso y dijo que, junto con Rusia, China estaba lista para “dar el ejemplo de una potencia mundial responsable y desempeñar un papel de liderazgo para llevar al mundo que cambia rápidamente por el camino del desarrollo sostenible y positivo”.
La cumbre de la OCS en la antigua ciudad de Samarcanda es parte del primer viaje al extranjero de Xi desde el comienzo de la pandemia de coronavirus hace dos años y medio, lo que subraya el deseo de Beijing de afirmarse como una potencia regional.
La reunión de presidentes se produjo después de que Rusia se viera obligada a retirar sus fuerzas de grandes zonas del noreste de Ucrania la semana pasada en medio de una rápida contraofensiva ucraniana. Ucrania, que recuperó el control de varias aldeas y ciudades ocupadas por Rusia, representó el mayor revés para Moscú desde que sus fuerzas tuvieron que retirarse de las áreas cercanas a la capital ucraniana a principios de la guerra.
El gobierno de Xi, que dijo tener una amistad “sin límites” con Moscú antes de la invasión de Ucrania a finales de febrero, se ha negado a criticar las acciones militares de Rusia. Beijing e India están comprando más petróleo y gas ruso, lo que ayuda a Moscú a compensar el impacto de las sanciones occidentales impuestas por la invasión.
Rusia, a su vez, ha respaldado firmemente a China en medio de las tensiones con EE. UU. que siguieron a una reciente visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi.
