Cuantos más anuncios se vendían en los periódicos de Northern News Services, más páginas se necesitaban para ser rellenadas con otras cosas también, y dado que no era probable que las recetas de poesía y mermeladas atraigan a los lectores a la página, tenía que ser una noticia, dice el ex editor gerente Mike Bryant.
Últimamente se ha hablado mucho de los gobiernos, incluido el canadiense, sobre cómo hacer que las grandes empresas tecnológicas (Facebook, Google y las de su tipo) paguen a las organizaciones de noticias por las historias que aparecen en sus plataformas.
El mes pasado, Facebook sorprendió a los usuarios australianos después de seguir adelante con su amenaza de prohibir las noticias en su plataforma, si el gobierno australiano continuaba aplicando una legislación que obligaría a ‘Big Tech’ a pagar.
Facebook cedió, pero el mensaje es claro: el gigante tecnológico no cree que le deba nada a las empresas de noticias.
En términos de dónde provienen los ojos que leen historias en sitios de noticias, ese sería un buen punto. Cuando era editor en jefe de Northern News Services, la cantidad de tráfico que provenía directamente de Facebook era fácilmente del 90%, y seguramente todavía lo es.
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Pero no es la cantidad de noticias en Facebook, ni la cantidad de ojos que la plataforma empuja hacia los sitios web de noticias, lo que está en juego.
Más bien, es la destrucción total de la capacidad de la industria de las noticias para generar ingresos publicitarios.
Y más filosóficamente, así es como mantenemos un sólido cuarto poder mientras la prensa independiente y privada está contra las cuerdas.
El modelo de cobertura máxima está en gran parte muerto ahora. ¿Cómo compiten los medios impresos y otros medios noticiosos tradicionales cuando el anuncio que solía costar $600 en el periódico puede ser «promocionado» en Facebook por $25?
‘Big Tech’ ha arruinado la capacidad de las agencias de noticias para generar ingresos a partir de anuncios, especialmente del sector privado, que sabe mucho cuando ve uno. También se acabaron los clasificados y los anuncios de empleo.
El objetivo debe ser restaurar el periodismo comunitario
Si Canadá va a seguir los pasos de Australia, y parece que el gobierno liberal de Trudeau está dispuesto a hacerlo, el objetivo debe ser contratar más periodistas. El temor es que cualquier acuerdo que se resuelva involucrará solo a un puñado de las compañías de medios más grandes de Canadá.
Ottawa debe evitar la tentación de abandonar la conversación si las grandes empresas tecnológicas y los principales editores canadienses se portan bien y cierran sus propios acuerdos, como lo han estado haciendo sus homólogos en Australia.
El gobierno federal debe asegurarse de que el objetivo sea contratar a más periodistas y restaurar el periodismo en comunidades donde este se ha perdido, y hacer que las grandes tecnologías paguen por ello.
La Iniciativa de Periodismo Local fue lanzada por el gobierno federal en 2019 con un presupuesto de $50 millones durante cinco años, suficiente para contratar entre 150 y 200 periodistas.
El único problema, por supuesto, es que la Iniciativa de Periodismo Local es financiada por los contribuyentes. Los contribuyentes canadienses están inyectando dinero en efectivo en empresas de noticias que Silicon Valley está desangrando simultáneamente.
‘Big Tech’ no se arruinará si tiene que empezar a pagar por las noticias. Asumir la responsabilidad del fondo de iniciativas de periodismo de Canadá sería un excelente lugar para comenzar.
Sigue atraso de casos en Inmigración Canadá, pero ya se están moviendo.
TORONTO – Durante los últimos meses, una de las preguntas más frecuentes que me han estado haciendo a través de todos los medios posibles (por teléfono, por correo electrónico y en los programas de radio en los que participo) es cuánto tiempo se van a tardar los trámites migratorios. Por ejemplo, cuánto se va a una extensión, un caso de matrimonio, o me dicen: “mi esposa se hizo los exámenes médicos hace ocho meses y aun no le llega la residencia permanente”, etc., etc., etc.
Y por desgracia la respuesta que generalmente les tengo que dar es que no se los puedo decir ¡porque nadie lo sabe! Lo único que sí podemos decir es que los tiempos estándar que manejábamos antes de que comenzara la pandemia ya no existen.
Tenemos que partir de la base de que, debido a la pandemia, así como muchos de nosotros hemos tenido que dejar de trabajar en nuestras oficinas, los Oficiales de Inmigración también son seres humanos que pueden ser contagiado del COVID-19, y por tanto con ellos se han tomado las mismas medidas que se han tomado con el resto de la ciudadanía.
Esto significa que el Departamento de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía ha estado funcionando con un déficit de oficiales altísimo. Por ejemplo, hay estimaciones del porcentaje de oficiales que no estuvieron trabajando ni siquiera desde la casa. Los Oficiales de Visa, para citar un caso, un 39 por ciento fuera de Canadá estuvo ausente de sus trabajos, mientras que dentro de Canadá dicho porcentaje fue del 20 por ciento durante la pandemia. Y, además, el resto de los empleados tanto en los consulados como en Canadá estuvo trabajando bajo las restricciones del COVID.
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Además, debemos recordar que durante aproximadamente seis meses en el Departamento de Inmigración se trabajó únicamente en la repatriación de los residentes permanentes y ciudadanos canadienses que se habían quedado estancados en el extranjero, así como también en asegurar que los trabajadores temporales esenciales pudieran llegar a Canadá precisamente para ayudar a combatir la pandemia.
En este sentido, tuvimos alrededor de 8 a 10 meses en que los expedientes regulares no se procesaron, y para aumentar el atraso, el Departamento de Inmigración continuaba recibiendo solicitudes de matrimonio, de ciudadanía, de refugio, de trabajadores temporales, de trabajadores calificados, de estudiantes internacionales, etc., por lo que a los casos atrasados por la pandemia tenemos que aumentarle también todos los casos nuevos que se han estado sumando a ese inventario de solicitudes atrasadas.
Para dar un ejemplo, el nuevo programa piloto de “caregivers” que comenzó a funcionar en el 2019, desde que inició ha recibido 4,296 solicitudes ya sea para el cuidado de niños como para el cuidado de enfermos y ancianos, y de hecho, solamente a 400 de estas personas se les ha dado el permiso de trabajo, de acuerdo con las estadísticas del gobierno canadiense.
También, en julio del 2020 había un inventario de 43,250 casos de matrimonio y de parejas en unión libre, y el número de personas que han sido procesadas hasta el final ha sido mínimo. De hecho, la oficina de procesamiento de Mississauga, que es donde se reciben todos los casos de patrocinio que se hacen desde dentro del país, ha estado en confinamiento desde noviembre del 2020, y cuando algunos abogados han preguntado qué es lo que está pasando, particularmente con las apelaciones de matrimonio (porque una vez que una persona hace una apelación de un caso de familia a la división de apelación de inmigración el Departamento de Inmigración tiene que mandarle una copia del expediente al cliente, y otra copia a la Dirección de Apelaciones), la respuesta que han dado es que los expedientes están guardados en cajas hasta que cambie la situación del COVID.
Básicamente eso es lo que está pasando con la mayoría de los casos, están amontonados en cajas esperando a que cambie un poco la situación del COVID para poder trabajar a pleno. Es importante entender la situación que se está viviendo en el Departamento de Inmigración, sobre la cual por cierto han circulado fotografías en los últimos días en las cuales se pueden observar las enormes montañas de documentos atrasados.
Esas fotografías dan una muy buena idea sobre lo que está sucediendo. No es que los casos tengan problemas por sí mismo, ni que los abogados o consultores no estén haciendo su trabajo, sino que la realidad es que los casos están estancados.
Pero en medio de toda esta situación se puede decir que hay noticias positivas. Por ejemplo, en los casos de refugio que fueron presentados electrónicamente durante la pandemia, ya empezaron a llamar a los solicitantes a entrevistas presenciales para determinar su elegibilidad y admisibilidad, para luego ser referidos al Consejo de Inmigración y Refugio, entidad que de hecho ha estado realizando audiencias virtuales de manera regular desde hace unos dos meses. En la provincia de Ontario inicialmente estas audiencias se comenzaron a realizar tanto de forma presencial como de forma virtual, pero desde que se declaró el último estado de emergencia únicamente se han estado haciendo de forma virtual. Pero los casos se están moviendo.
También, los casos de ciudadanía que estuvieron estancados durante 10 u 11 meses han comenzado a moverse haciéndose tanto los exámenes de conocimientos como los juramentos de forma virtual. Y para las personas que tenían casos de matrimonio que se los habían enviado a una de las oficinas para que tuvieran una entrevista (lo cual sucede cuando los Oficiales de Inmigración creen que con la documentación que han recibido no se ha probado que la relación es genuina y llaman a la persona a una entrevista), desde hace dos semanas el Departamento de Inmigración está pidiendo documentación adicional para establecer que dicha relación efectivamente es genuina. Este paso adicional obviamente atrasa el procesamiento de los casos, y con el COVID estaban aún más atrasados porque los casos no se estaban moviendo, pero es claro que ahora ya si se están procesando y los aplicantes están recibiendo decisiones.
Todas las anteriores son buenas noticias, pero con seguridad la más alentadora es que el Ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, Marco Mendicino, anunció el pasado 5 de mazo que van a expandir la oficina de procesamiento de casos que se encuentra en Sídney, Nova Scotia (el Case Processing Centre) y que para ello están tomando 62 nuevos oficiales para acelerar el trabajo que están haciendo. Este es un número significativo dado que representa alrededor del 60 por ciento del personal con que se cuenta actualmente para trabajar específicamente en los casos de parejas, por lo que se espera que todos los procesos se van a realizar más rápidamente.
Quiero terminar este artículo reafirmando que las personas que tienen trámites pendientes ante Inmigración Canadá deben entender que si su caso no se ha estado moviendo no es por un problema del caso en sí, ni porque su abogado o consultor de inmigración no le esté prestando atención a su proceso, sino por la situación misma que ha creado la pandemia. Pero las cosas están empezando a moverse y, con el aumento de oficiales en las oficinas migratorias, muy pronto los procesos van a ir volviendo gradualmente a los tiempos de procesamientos estándar.
La pandemia ha develado los beneficios de ser residente permanente en Canadá
Sin duda, una de las muchas lecciones que hemos aprendido con la llegada de la pandemia del COVID-19 es valorar el país en el que vivimos. Canadá ha demostrado ser uno de los mejores lugares donde se puede capear mejor una crisis como la que estamos viviendo, dadas las importantes medidas económicas, de salud y sociales que se están tomando a favor de sus ciudadanos y residentes.
Pero precisamente se debe ser ciudadano canadiense o residente permanente para poder gozar de todos estos privilegios, lo que me trae a la mente una pregunta que nos hacen con mucha frecuencia las personas que están explorando opciones para obtener la residencia permanente en el país: “¿Qué beneficios se adquieren con el estatus de residente en Canadá?”.
Además de lo que digo arriba con relación a situaciones difíciles como una pandemia, debo recordarles que Canadá ha sido reconocido por diversas entidades y medios de comunicación internacionales como uno de los mejores países del mundo para vivir, por lo que muchas personas consideran que es un privilegio poder residir en Canadá a pesar de que se pagan impuestos altos a nivel federal, provincial y municipal.
Pero el pagar impuestos le da acceso a uno de los mejores sistemas de beneficios sociales. En este sistema le es dado dinero y servicios a las personas que lo requieran, ya sean residentes o ciudadanos, y en algunos casos residentes temporales o solicitantes de refugio.
Este sistema fue introducido en los años 60s y son Asistencia Social; el Beneficio de Impuesto Infantil; pensión para adultos mayores; un suplemento de dinero a las personas que lo necesiten; seguro de empleo, compensación a los trabajadores lesionados en sus trabajos; educación pública gratuita para jóvenes en escuela elemental, primaria y secundaria, y ayuda a estudiantes en estudios post secundarios; seguro de salud; ayuda con vivienda y ayuda social.
Para el 2021 el gobierno federal tiene proyectado traer 401,000 nuevos residentes permanente, para el 2022 piensa traer 411,000 y para el 2023 traerá 421,000. Estas cifras representan menos del 1 por ciento de la población total de Canadá. El récord de mayor número de residentes permanentes en un año se estableció en 1913 con 400,000 inmigrantes.
Para vivir en Canadá con todos los derechos de residencia, una persona debe ser residente permanente, y un residente permanente es una persona a la que se le otorgó el estatus de residente permanente al inmigrar pero que todavía es ciudadano de otro país. Este estatus no se les otorga a aquellos que están en Canadá con un estatus temporal, como es el caso de un estudiante o de un trabajador extranjero.
Hay muchos programas por los cuales se puede adquirir el estatus de residente permanente en Canadá. La mayoría de los residentes permanentes provienen de la clase económica, que está compuesta por profesionales, trabajadores calificados, mano de obra especializada, cuidadores de niños, de ancianos o de personas enfermas, empresarios etc. Los residentes permanentes de la clase familiar constituyen el segundo grupo más grande de residentes permanentes, y son personas que han sido patrocinadas para venir a Canadá. El resto de los residentes permanentes son personas que han sido declaradas como refugiados por convención, así como también por casos humanitarios y de compasión.
Los solicitantes de refugio no se convierten automáticamente en residentes permanentes de Canadá, sino que deben solicitar el estatus de residente permanente después de haber sido aprobados como refugiado de la convención de Ginebra.
Tal y como decía anteriormente, los beneficios de ser residente permanente en Canada son muchos y son diversos.
La atención médica es universal, financiada con fondos públicos, y se basa en la necesidad más que en la capacidad de pago de la persona. Alrededor del 70% de los costos son pagados por el gobierno y el resto se paga en privado a través de un seguro médico privado o directamente por la persona.
Cuando los residentes permanentes necesitan atención médica en Canadá, son atendidos por un proveedor de atención médica sin tener que pagar de su bolsillo o mediante un plan de seguro privado como en otros países, ya que el estado financiero de la persona que necesita atención médica no es relevante para la atención médica brindada.
En Canadá, la educación es obligatoria hasta la edad de 16 años en la mayoría de las provincias y de 17 a 18 años en otras con escuelas primarias y secundarias para todos. Dado que nuestro sistema de escuelas públicas es de buena calidad, la educación privada no es tan popular o necesaria como lo es en otros países. Para los estudios postsecundarios, la asistencia financiera está disponible a través de préstamos y becas para los estudiantes.
Obviamente los inmigrantes no vienen a Canadá a subsistir a costa del bienestar social, pero es reconfortante saber que en nuestro país tenemos un programa para ayudar a los necesitados con pagos mensuales que se les otorgan hasta que vuelvan a insertarse en el mercado laboral. Estos programas están disponibles tanto para los residentes permanentes como para los ciudadanos.
Ahora bien, una vez aprobados, los residentes permanentes en Canadá deben solicitar una tarjeta de residente permanente, la cual debe mostrarse para viajar fuera del país junto a un pasaporte válido para poder reingresar a Canadá.
Para mantener el estatus de residente permanente, una persona debe vivir en Canadá durante al menos dos años en un período de cinco años. Si una persona con residencia permanente vive fuera de Canadá por más tiempo, existe el riesgo de perder el estatus de residente permanente.
De hecho, en mi desempeño profesional he tratado muchos de estos casos, ya que existe un proceso de revisión para las personas que se arriesgan a perder su residencia permanente en Canadá. Es un proceso muy oneroso y difícil, por lo cual es muy importante que los residentes permanentes mantengan un registro detallado de todos sus viajes fuera de Canadá, por si eventualmente fuera necesario tener que solicitar una revisión del estatus de residente permanente.
El estatus de residencia permanente es diferente del estatus de ciudadanía canadiense, pero todavía hay, como se mencionó, muchos beneficios para convertirse en residente permanente de Canadá. Un residente permanente puede solicitar convertirse en Ciudadano Canadiense después de cumplir con los requisitos de elegibilidad de haber vivido en Canadá durante 1,095 días en cinco años antes de presentar la solicitud; haber presentado al menos tres años de impuestos durante los últimos cinco años; haber pagado los impuestos adeudados y proporcionar pruebas de la capacidad de hablar inglés o el segundo idioma oficial de Canadá, francés.
Hay sólo algunas cosas que los residentes permanentes no pueden hacer hasta que se conviertan en ciudadanos canadienses: votar o postularse para cargos políticos, y algunos trabajos que requieren una autorización de seguridad de alto nivel.
Canadá se ve en la escena internacional como uno de los mejores países del mundo para vivir por muchas razones. Y el estatus de residencia permanente en Canadá brinda a las personas los derechos no sólo a vivir en nuestro hermoso país permanentemente, sino a aprovechar muchos de los beneficios que se ofrecen tanto a los residentes permanentes como a los ciudadanos canadienses.
Hay que aprobar a las personas que ya están laborando en el país, con o sin permiso de trabajo.
TORONTO – En las últimas dos o tres semanas, el Ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá, Marco Mendicino, ha publicado una serie de tweets en los que habla sobre lo importante que son para la inmigración canadiense las personas que ya se encuentran en Canadá en estos momentos.
Uno de los tweets por ejemplo dice que en nuestro país hay una verdadera sed de inmigrantes y un deseo de buscar nuevas e innovativas vías para atraer a nuevos inmigrantes que sean trabajadores y que quieran dar sus esfuerzos a la causa de construir este país.
En otro tweet dice que la mayoría de los 401 mil inmigrantes que Canadá necesita para el 2021 ya están trabajando en Canadá, y en otro más, relacionado a los estudiantes internacionales, dice que no queremos que los estudiantes internacionales simplemente vengan a estudiar, queremos que se queden en el país.
Estos son algunos de los tweets que aparecen en la cuenta de Twitter del Ministro de Inmigración, pero lamentablemente, hay una desconexión enorme entre lo que el Ministro de Inmigración y el Parlamento Federal quieren y lo que en realidad está sucediendo con los Oficiales de Inmigración que trabajan no solamente aquí en Canadá, sino que también con los Oficiales de Visa, con los agentes de los servicios fronterizos, etc., es decir con toda la parte ejecutiva de lo que es el Departamento de Inmigración. Además, como que el Ministro de Inmigración recién se está dando cuenta de lo valiosas que son las personas que se encuentran ya en el país.
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Cuando el Ministro de Inmigración dice que no queremos que los estudiantes internacionales vengan solo a estudiar, sino que también queremos que se queden, lo que expresa es un sentimiento que se viene escuchando desde hace años en el país de parte de los distintos ministros de inmigración y de los distintos partidos políticos que han estado en el poder.
Es un hecho que en Canadá se les da preferencia a los estudiantes internacionales, y se les da dicha preferencia porque son importantísimos para la economía canadiense dado que traen 21 billones de dólares anualmente al país. Además, porque una vez que terminan de estudiar ya están bien establecidos y por tanto es mucho más fácil el establecimiento para ellos en comparación con una persona que se encuentre fuera del país, procesa su tramite y llega a Canadá a iniciar su vida.
Los estudiantes internacionales tienen que pagar tres veces más que lo que paga un estudiante canadiense y efectivamente son la clase preferida, ya que entendemos que se establecen mejor en Canadá por lo cual su inmigración es mucho más económica para el gobierno. Pero lamentablemente me parece que aquí hay un problema de justicia.
Porque esto significa que las personas que califican pero que les falta un poco de puntaje para poder aplicar para la residencia en Canadá, y que no pueden pagar esas cantidades para venir a estudiar al país, pueden mejorar su puntaje para poder inmigrar.
Por ejemplo, una familia compuesta de cuatro personas tiene que demostrar que tiene por lo menos 40 mil dólares canadienses disponibles para venir, pagarse los estudios y vivir durante un año. Quienes tienen dinero obviamente pueden acceder a esta oportunidad para subir el puntaje, pero las personas con recursos mas limitados no pueden acceder. Y ese es un problema y de hecho es una de las injusticias del sistema.
El otro problema es que estamos viendo como muy valiosas a las personas que ya están trabajando en Canadá con un permiso de trabajo y que sus permisos de trabajo caen bajo las categorías “0”, “A” o “B” del Diccionario de Clasificaciones del Departamento de Recursos Humanos de Canadá. Pero tenemos también cientos de personas que se encuentran en Canadá trabajando, ya sea con permiso o sin permiso de trabajo, que son tan valiosas como las personas que son trabajadores calificados.
Si la pandemia nos enseñó algo es precisamente que hay personas que normalmente no son valoradas por el tipo de trabajo que hacen, pero que durante una crisis han resultado ser esenciales para detener el contagio o para mantener la economía activa. Han probado ser indispensables.
En este sentido, me parece que lo lógico sería que, dado que tenemos la necesidad de inmigrantes, y dado que reconocemos que ya tenemos suficientes personas dentro del país que pueden llenar la cuota que nos faltó el año pasado (que fueron 185 mil), la que necesitamos llenar este año (que son 401 mil), y probablemente la que necesitaremos para el 2022 (que la proyección es de 411 mil inmigrantes), se debería permitir que todas las personas que ya están trabajando en Canadá, que son personas que ya están establecidas y que tienen trabajos necesarios, y que demuestren que han trabajado todo el tiempo, ya sea legal o ilegalmente, que soliciten la residencia permanente. Porque aunque lo hagan ilegalmente son trabajadores necesarios, ya que de otra manera no tendrían trabajo.
El gobierno no debería procesar solamente las solicitudes de las elites para que obtengan la residencia permanente, sino que debería también permitir a las personas que son esenciales en Canadá, como ya se ha demostrado, que puedan obtener su residencia permanente.
Para lograr esto hay varias cosas que puede hacer el gobierno, como, por ejemplo, aprobar a las personas que están solicitando la residencia por razones humanitarias y de compasión. Si pueden demostrar que ya están establecidas en Canadá y que a pesar de que no tienen estatus migratorio son excelentes ciudadanos, los oficiales de inmigración deberían aceptarlos sin andar buscando excusas para rechazarlos.
Y digo esto porque recientemente me llegó una decisión sobre una familia que tiene un negocio en el que les da empleo a cinco canadienses, paga impuestos, etc., y el Oficial de Inmigración a cargo del caso dice que es admirable que hayan trabajado pero que lo han hecho forma ilegal, cuando dicho programa ha sido creado precisamente para ayudar a las personas que no cumplen con los requisitos legales. Si esta familia no fuera indocumentada obviamente no necesitaría pedir la residencia a través de este programa de razones humanitarias. Obviamente estamos apelando la decisión y estamos convencidos de que vamos a obtener una respuesta positiva de la corte.
Otra cosa que el gobierno puede hacer es crear un programa de regularización que incluya a las personas que están pidiendo refugio, a quienes están como estudiantes internacionales o como trabajadores, a quienes se encuentran indocumentados, etc. Que estas personas puedan comprobar que están establecidas en el país, que están trabajando, que no tienen récord criminal y que no van a ser una carga para el país, y sobre esa base otorgarles la residencia permanente.
Este es el momento preciso para hacer algo así ya que estamos hablando de que en los próximos años vamos a necesitar un millón 200 mil inmigrantes, y yo le agregaría otros 200 mil para cubrir el déficit del año pasado, lo que significa que vamos a necesitar alrededor de un millón 400 mil inmigrantes. Esto nos obliga a establecer un programa masivo a través del cual se les dé la residencia permanente a las personas que ya se encuentran en Canadá y que se la merecen.
No basta poner tweets alabando a las personas que se encuentran en Canadá. Como dicen en inglés es hora de que el Ministro “put his money where his mouth is”
Los defensores dicen que un detenido en el Centro de Retención de Inmigrantes de Laval ha estado en huelga de hambre desde el 15 de febrero, consumiendo solo agua desde entonces.
LAVAL – Un hombre detenido en el centro de detención de inmigrantes de Laval se acerca a su fecha de deportación extendida, a pesar de que todavía muestra síntomas de COVID-19, según defensores familiarizados con la situación del hombre.
El hombre, que recibió el nombre falso de «Marlon», fue diagnosticado con COVID-19 el 14 de febrero, según el grupo de defensa Solidarity Across Borders (SAB), que trabaja con migrantes y refugiados.
Originalmente se suponía que sería deportado de regreso a su país de origen dos días después, el 16 de febrero, pero esa fecha se retrasó un mes después de su resultado positivo en la prueba, dice el miembro de SAB Bill Van Driel.
Los defensores dicen que Marlon hizo una huelga de hambre durante varios días para protestar por las condiciones de detención en el centro de Laval.
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Después de un breve descanso, se unieron a él otros seis detenidos, aseguraron los defensores, en la tercera huelga de hambre que se producirá en el centro desde el inicio de la pandemia.
Los defensores dicen que los detenidos se han quejado de que los miembros del personal no fueron lo suficientemente cuidadosos para limitar la propagación del COVID-19, que ha infectado al menos a tres personas en el centro de detención.
A finales de febrero, Marlon escribió una carta abierta en la que decía que creía «que nuestras vidas están en riesgo porque no tenemos ninguna forma de protegernos».
El 5 de marzo, el portavoz de los Servicios Fronterizos, Gadbois-St-Cyr, aseguró que los detenidos que participaban en “protestas por alimentos” tenían acceso a atención médica y no estaban obligados a comer.
También explicó que había 18 personas en el centro de Laval, tres de las cuales tenían COVID-19 y que se han recuperado desde entonces.
Pero según Van Driel, «un mes después, Marlon todavía se queja de síntomas, tanto de fatiga como de dificultad para respirar. Ambos son síntomas de covid».
Si Marlon aún presenta síntomas, no está claro si su deportación se pospondrá nuevamente.
Los detenidos en el centro de Laval que están esperando a ser deportados, son indocumentados o han ingresado a Canadá ilegalmente. Van Driel dice que él y otros miembros de SAB tienen motivos para temer por la seguridad de Marlon si regresa a Sudamérica.
SAB está pidiendo la liberación de todos los detenidos del centro de detención, y agregó que las deportaciones durante una pandemia no deben considerarse viajes esenciales.
Van Driel asevera que las acciones de la agencia de Servicios Fronterizos son «imprudentes y peligrosas».
Antes de las dos huelgas de hambre de Marlon, otro grupo de 30 detenidos en ese momento se negó a comer en marzo de 2020, exigiendo la liberación de la detención mientras el coronavirus fortalecía su control en Quebec.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, habla en una conferencia de prensa en el Palais des Congres en Montreal, Quebec, Canadá, el 15 de marzo de 2021.
El primer ministro Justin Trudeau ofreció garantías sobre la seguridad de la vacuna COVID-19 de Oxford-AstraZeneca a medida que crecía la lista de países europeos que suspendían su uso debido a preocupaciones de seguridad.
Alemania se unió a otros en Europa que pausaron el uso de la vacuna AstraZeneca debido a informes de coágulos de sangre en algunos receptores, aunque los reguladores europeos dicen que no hay evidencia de que la inyección sea la culpable.
Trudeau argumentó que los reguladores de Health Canada analizan constantemente toda la información disponible sobre las vacunas y han garantizado que las aprobadas en Canadá sean seguras para su uso.
«Health Canada y nuestros expertos y científicos han pasado mucho tiempo asegurándose de que todas las vacunas aprobadas en Canadá sean seguras y eficaces», explicó en una conferencia de prensa en Montreal.
«Por lo tanto, la mejor vacuna que puede tomar es la primera que se le ofrece», añadió.
Majo Bohorquez fashion blogger.
El primer ministro aseveró a los reporteros que ninguna de las dosis de AstraZeneca que Canadá ha recibido son del lote vinculado a posibles efectos secundarios reportados en Europa.
El premier de Quebec, Francois Legault, explicó en la misma conferencia que los funcionarios de salud provinciales no ven ningún riesgo asociado con la vacuna AstraZeneca.
El Comité Asesor Nacional de Inmunización de Canadá recomendó inicialmente que se priorizara a las personas de 65 años o más para las vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna, que tenían más evidencia de cómo funcionan en las personas mayores, en lugar de la vacuna de AstraZeneca.
La presidenta del comité, la Dra. Caroline Quach, dijo a The Canadian Press la semana pasada que estaba discutiendo nuevas pruebas de cómo funcionaba la vacuna AstraZeneca para las personas mayores en el «mundo real» y dijo que pronto se podría esperar una declaración actualizada.
AstraZeneca declaró el fin de semana que una revisión de 17 millones de pacientes que recibieron la inyección en Europa y el Reino Unido no muestra un riesgo elevado de coagulación sanguínea.
La industria del deporte continúa presionando para volver a la normalidad.
El último sábado de febrero, Joseph Parker y Junior Fa participaron en un combate de boxeo de peso pesado bastante reñido y con mucho en juego, pero por lo demás poco destacable.
Parker, un aspirante al título mundial en dos ocasiones que buscaba una tercera oportunidad por un cinturón importante, presionó la acción, enfocó el cuerpo de Fa y anotó puntos por actividad, si no precisión. Y Fa, de seis pies y cinco pulgadas y previamente invicto, sacudió a Parker cuando conectó, pero casi nunca siguió. En cambio, empleó tácticas de golpe y abrazo que recuerdan al ex campeón de peso pesado John Ruiz.
Lo que se destacó de la victoria por decisión de Parker en 12 asaltos fue la atmósfera. Una multitud de vítores en una arena cubierta se agotó y se llenó a su capacidad normal. No había asientos para garantizar el distanciamiento social, ni máscaras ni fans virtuales. Todas eran personas reales, gritando a todo volumen, aunque sabemos que los gritos a corta distancia son una forma eficaz de propagar un virus en el aire.
La imagen parecía habernos llegado del pasado anterior al COVID, excepto que el evento ocurrió en tiempo real, en Nueva Zelanda, donde las agresivas contramedidas desde el comienzo de la pandemia han ralentizado la transmisión del COVID-19 a un goteo.
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Un contrario podría señalar que el día después de Parker-Fa, un nuevo caso de COVID-19 en Auckland provocó un cierre de una semana en la ciudad más grande de Nueva Zelanda, pero ese el punto.
La intervención temprana y agresiva sigue dando sus frutos, y los neozelandeses han reanudado una vida deportiva algo normal. Allí, el recuento de casos de un solo día nunca ha superado los 90, y están promediando cuatro nuevos casos por día esta semana.
Con números tan bajos, el boxeo, el Rugby Union y el Netball pueden presentarse ante el público en vivo sin temor a que un solo juego se convierta en un evento de gran difusión.
Un año después
Un año después de que la Organización Mundial de la Salud declarara oficialmente una pandemia de COVID-19, esas instantáneas de Nueva Zelanda parecen vislumbres de una realidad alternativa. Es una mirada a lo que podría haber sido si en América del Norte hubiéramos tomado esta pandemia más en serio en lugar de politizar todo, desde máscaras hasta vacunas, hasta conformarnos con comida para llevar de los restaurantes hasta que sea seguro reunirse en el interior en grandes cantidades nuevamente.
En cambio, la industria del deporte profesional continúa presionando para volver a la vieja normalidad antes de que la ciencia médica y la responsabilidad compartida con los conciudadanos puedan controlar este virus.
Hace un año esta semana, una prueba COVID-19 positiva del centro de Utah Jazz Rudy Gobert notificó que los deportes profesionales no eran inmunes a esta nueva enfermedad, que solo se había identificado a fines de 2019. La liga suspendió el juego el 11 de marzo, cuando 245 se identificaron nuevos casos a nivel nacional. Un día después, cuando su compañero de equipo Donovan Mitchell dio positivo, EE.UU. registró 405 casos nuevos.
Casi 12 meses después, la liga celebró su juego de estrellas, con alrededor de 1.500 fanáticos en persona, en Atlanta el domingo, un día en el que más de 40.000 estadounidenses dieron positivo. La semana anterior al receso del Juego de Estrellas vio a los Raptors, jugando en Tampa esta temporada porque COVID-19 ha restringido severamente los cruces fronterizos, pospusieron un juego y jugaron otros dos con pocos jugadores debido a pruebas positivas y rastreo de contactos.
La NFL presionó a través de los calendarios completos de la temporada regular y los playoffs. La liga siguió avanzando incluso cuando más de 700 jugadores y el personal dieron positivo fue un triunfo, en lugar de una señal de que no era seguro hacer negocios como de costumbre.
Varias organizaciones deportivas con próximas temporadas han anunciado planes para dar la bienvenida a los espectadores a las sedes con diferentes niveles de capacidad. El sitio web de Major League Baseball mantiene una lista de equipos y límites de asistencia en persona que se actualizan constantemente para 2021 , mientras que la Universidad de Alabama ha anunciado planes para la venta de boletos sin restricciones en el estadio Bryant-Denny de 101.821 asientos para el fútbol este otoño.
Estas decisiones destacan lo poco que hemos decidido aprender desde el pasado mes de marzo.
El dinero habla
Los equipos no están tratando de llenar sus estadios este otoño porque, al igual que nuestros amigos en Nueva Zelanda, reconocen que la vigilancia ha hecho que el riesgo de un nuevo brote sea casi nulo.
Los organizadores están trayendo a los fanáticos de regreso a los lugares por el dinero. La televisión hace que todas estas ligas funcionen: cancelar el juego Ravens-Steelers programado por primera vez para el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos habría costado a la emisora NBC aproximadamente $70 millones de ingresos publicitarios. Si las ligas eliminan grandes franjas de sus horarios, ponen en peligro miles de millones en ingresos por transmisión.
Pero claramente también extrañan el dinero que ganan vendiendo boletos, cerveza y baratijas del día del juego. Los estadios con entradas agotadas también señalan un retorno a la normalidad lo será, porque la fatiga pandemia es real, y muchas personas sienten que hemos estado social distanciamiento y la máscara resistente y obsesiva lavarse las manos todo el tiempo es suficiente.
Pero al virus no le importa lo que sentimos que es normal. Se propagará hasta que mute, luego se propagará un poco más, porque eso es lo que hacen los virus a menos que intervengamos.
En junio de 2019, Kevin Durant llegó cojeando a las Finales de la NBA debido a una distensión muscular en la pantorrilla y una serie de juegos perdidos. Si lo hubieras visto paseando en cámara lenta por el Scotiabank Arena, no lo hubieras considerado listo para jugar. Pero este era Kevin Durant, uno de los mejores jugadores de la NBA cuando estaba sano. Y estas fueron las Finales de la NBA, la competición más importante de la liga superior del deporte. Las apuestas no aumentan. El calendario decía que era hora de que Durant jugara. Seguramente su tejido lesionado lo entendería y cooperaría.
Todos vimos cómo se rompía el tendón de Aquiles cuando Durant plantó el pie y trató de llegar a la canasta al principio del Juego 5 de esa serie. La lesión, la cirugía y la rehabilitación lo dejaron marginado durante todo el período 2019-2020, tanto en la temporada estándar como en el reinicio de verano en el campus libre de COVID cerca de Orlando. Resultó que su pantorrilla y el tendón de Aquiles no se preocupaban por lo que estaba en juego ni por el calendario. Los problemas que existieran solo desaparecerían con tratamiento.
El mundo del deporte norteamericano podría haber aprendido del ejemplo de Durant. Una recuperación completa es mejor que una rápida.
O podríamos mirar a Nueva Zelanda, donde los ciudadanos y los líderes políticos se movilizaron, o se quedaron en casa, para evitar que el virus se propagara por la población. Un año después de la pandemia, los neozelandeses tienen estadios llenos y una carga microscópica de casos de COVID-19.
Por aquí, tenemos prisa por volver a la normalidad y esperamos que todo salga bien; pero la esperanza no es una estrategia. Es solo otra apuesta.
La salud mental ha seguido deteriorándose durante la pandemia: encuesta.
ONTARIO – La Asociación Canadiense de Salud Mental está instando a Ontario a priorizar el sector en su próximo presupuesto, ya que una nueva encuesta sugiere que la segunda ola de la pandemia ha erosionado el ya frágil bienestar emocional de los residentes.
La petición se produce después de la tercera ronda de encuestas de la sucursal de Ontario de la asociación, que arroja luz sobre cómo los habitantes de la provincia se han enfrentado a medida que avanza la pandemia.
El director ejecutivo del capítulo dijo que los últimos hallazgos ilustran claramente la necesidad de una mayor inversión gubernamental.
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“Es muy preocupante ver que las líneas de tendencia en la salud mental de los habitantes de Ontario disminuyen tan significativamente como lo han hecho desde nuestra última encuesta”, dijo Camille Quenneville en una entrevista.
«Como proveedores de servicios, es muy alarmante pensar en lo que tendremos que hacer para apoyar a la población. Las demandas del servicio serán muy importantes», agregó.
La encuesta sugiere que solo el 35% de los habitantes de Ontario considera que su salud mental es “muy buena” o “excelente”, en comparación con el 52% en la primera ronda de encuestas de mayo.
También muestra que casi el 80% de los encuestados cree que habrá una “grave crisis de salud mental” después de la pandemia, en comparación con el 66% en agosto y el 69% en mayo.
Mientras tanto, el porcentaje de encuestados que informan niveles de estrés altos o muy altos ha aumentado al 36% desde el 30% en el verano. Aquellos que informaron de ansiedad alta o muy alta también han subido, desde el 30% en el verano hasta el 35%.
La encuesta también encontró que los encuestados se estaban volviendo más aislados. El 57% informó sentirse más solo desde que comenzó la pandemia, y el 47% dijo que desearía tener a alguien con quien hablar. Y el 36% aseguró que «a menudo o casi siempre se sienten solos».
“No mucha gente hablaría sobre la soledad antes de la pandemia. Y si lo hicieron, a menudo fue en el contexto de una persona de la tercera edad cuyo cónyuge había fallecido, cuyos compañeros y amigos se han ido”, manifestó Quenneville.
Ella añadió que esos sentimientos están estrechamente relacionados con la mala salud mental.
Las demandas de servicios han sido altas durante la pandemia, aseveró Quenneville, y solo espera que aumenten a medida que la sociedad avanza hacia la normalidad.
“Mucha gente luchará después de la pandemia porque aceptarán lo que han perdido”, dijo. «Y para muchas personas, volver a su rutina habitual les provocará ansiedad».
Explicó que por eso es importante que el gobierno invierta más dinero en el sector en su segundo presupuesto para la era de la pandemia, que se publicará el 24 de marzo.
El Ministerio de Salud de la provincia, que supervisa los servicios de salud mental, anunció que ha invertido «hasta $194 millones en fondos de emergencia para servicios de salud mental y adicciones» en respuesta a la pandemia.
La encuesta encargada por CMHA Ontario fue realizada por Pollara y encuestó a 1.004 habitantes de Ontario en línea entre el 19 y el 22 de febrero.
El organismo profesional de la industria de las encuestas, la Asociación de Investigación e Inteligencia de Mercados, dice que a las encuestas en línea no se les puede asignar un margen de error porque no muestrean aleatoriamente a la población.
El cardenal Thomas Collins, arzobispo católico de Toronto, se prepara para realizar una misa transmitida en vivo en la Catedral de St. Michael en Toronto,
Ontario ha aliviado las reglas para bodas, funerales y servicios religiosos desde el inicio de esta semana, una medida que está siendo bienvenida por los líderes religiosos.
El marco escalonado para las restricciones de COVID-19 había limitado previamente la asistencia a bodas, funerales y servicios religiosos a no más de 10 personas en zonas de bloqueo, como Toronto y Peel, pero el gobierno de Ford anunció durante el fin de semana que comenzaría a permitir hasta 15% de la capacidad interior aprobada.
También agregó que permitiría que hasta 50 personas asistan a los servicios al aire libre. Estos cambios entraron en vigor el lunes a la medianoche.
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“Habíamos estado hablando con ellos, obviamente, junto con varios otros grupos religiosos que estaban preocupados por la limitación de solo 10 personas para estas iglesias tan grandes. Nuestra catedral tiene capacidad para 1.500 personas y 10 personas simplemente no tiene sentido”, aseguró el cardenal Thomas Collins, arzobispo de Toronto.
«Creo que el gobierno puede no haber apreciado eso y lo entiendo. Están tomando muchas decisiones para distintos lugares, por lo que es posible que no se hayan dado cuenta», añadió.
La Arquidiócesis de Toronto lanzó una petición a principios de este mes para pedir al gobierno de Ford que implemente límites de capacidad para los servicios religiosos que reflejen la capacidad prepandémica de un lugar determinado en lugar de un número determinado de personas.
Esa petición, a su vez, fue firmada por más de 12.000 personas.
Collins aseveró que entre la reapertura de los lugares religiosos en junio y su cierre en medio de un bloqueo en toda la provincia en diciembre, solo se informaron 50 casos positivos en iglesias dentro de la Arquidiócesis de Toronto y no se conocen casos en los que se haya determinado que las personas hayan contraído el virus en la iglesia.
Declaró que los nuevos límites de capacidad no darán lugar a cambios significativos para los feligreses, ya que ya se han implementado varios protocolos, incluido el distanciamiento obligatorio de seis pies y algunos otros cambios en los servicios en sí.
Collins, sin embargo, dijo que tiene la esperanza de que la capacidad pueda incrementarse aún más a medida que «más y más personas se vacunen».
“Por ahora seguiremos con mucha diligencia todas las regulaciones para que ayuden a la gente”, manifestó.
Inicialmente, se ordenó el cierre de los lugares religiosos durante la primera ola de la pandemia la primavera pasada, pero en su mayoría han estado abiertos desde junio.
Ottawa y Quebec dan $100 millones a Lion Electric en Laurentians para planta de baterías.
Los gobiernos federal y de Quebec están anunciando $100 millones para una planta de baterías de vehículos eléctricos para la empresa Lion Electric del área de Montreal.
El primer ministro, Justin Trudeau, y el premier de Quebec, Francois Legault, hicieron el anuncio el lunes en el centro de convenciones del centro de Montreal.
Trudeau asegura que es una prioridad para su gobierno apoyar al sector manufacturero y los proyectos que acelerarán la electrificación de los sistemas de transporte del país.
Quebec y Ottawa aportarán 50 millones de dólares cada uno, mientras que Lion Electric aportará 85 millones de dólares al proyecto de la planta de ensamblaje de paquetes de baterías en St-Jerome, Que., Al norte de Montreal.
Se espera que el proyecto cree 135 puestos de trabajo una vez que se complete la construcción de la planta en 2023.
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La planta producirá paquetes de baterías y módulos hechos de celdas de iones de litio.
«El 80% de las piezas utilizadas por Lion Electric para construir sus vehículos provienen de casi 300 proveedores canadienses», expresó Trudeau el lunes. «Así que la inversión de hoy no solo ayudará a crear directamente más de 285 buenos empleos en los próximos años, sino que también respaldará toda la cadena de suministro canadiense», agregó.
Lion Electric aseguró que la nueva fábrica le permitirá controlar los costos relacionados con la producción de baterías y tener más control sobre el diseño de las que se utilizan en sus camiones y autobuses escolares eléctricos.
El premier Legault afirmó que se espera que la producción de automóviles y autobuses eléctricos aumente en los próximos años y aspira atraer a empresas como Amazon con esta tecnología fabricada en Canadá.
«Tenemos una gran mayoría de nuestra energía proveniente de la electricidad. No producimos petróleo en Quebec, así que económicamente cada vez que cambiamos de petróleo a electricidad ganamos. No solo por el medio ambiente sino también económicamente», añadió.
Se proyecta que la fábrica automatizada de Lion producirá un módulo de batería cada 11 segundos y un paquete de batería completo cada 5 minutos, aseguró la compañía.
Lion Electric también será el primer fabricante canadiense de vehículos medianos y pesados en equiparse con su propia capacidad de fabricación automatizada de paquetes de baterías.