«Todos los canadienses, incluyéndome a mí, estamos frustrados al ver las vacunas en los congeladores y no en los brazos de la gente», dijo el primer ministro Justin Trudeau el martes por la mañana.
Justin Trudeau se paró frente a Rideau Cottage en Ottawa y confirmó que Canadá está a punto de comenzar a fabricar vacunas en el país.
El problema es que el plan de Trudeau no requiere remodelar una instalación existente, todo el plan es seguir avanzando con una nueva planta para el Consejo Nacional de Investigación en Montreal.
La construcción lleva meses de retraso y el edificio no se completará hasta el verano. Cuando se le preguntó cuándo estarían realmente listas las vacunas, Trudeau fue vago y anunció a los periodistas que deberían preguntar a los ministros a cargo en la próxima conferencia de prensa.
Así lo hicieron.
“A finales de año estaremos en condiciones de producir vacunas”, afirmó el ministro de Industria, François-Philippe Champagne.
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Después de que la construcción esté completa, tomará varios meses tener la planta lista para producir una vacuna, luego Health Canada tendrá que inspeccionarla y aprobarla como una instalación de vacunas.
Este anuncio no cambia nada en cuanto a los plazos para la vacunación de los canadienses.
La vacuna que planeamos desarrollar aún no ha sido aprobada por Health Canada. De hecho, aún no ha sido aprobado para su uso en ningún lugar y está en la línea de Astra-Zeneca y Johnson & Johnson.
Cuando hizo su anuncio sobre esta vacuna que podría estar lista para fines de este año, Trudeau no solo se jactó de lo que ha hecho su gobierno, sino que trató de insinuar que era culpa del gobierno de Harper que Canadá no estuviera ya produciendo su propias vacunas.
Una afirmación habitual de los liberales de Trudeau es que Canadá no tiene capacidad nacional de vacunas.
“Eso no es cierto”, dijo Paul Lucas por teléfono justo después de que Trudeau hiciera sus comentarios.
Lucas fue el director ejecutivo de GlaxoSmithKline en Canadá desde 1995 hasta 2012. Supervisó la producción de la vacuna contra la gripe H1N1 de Canadá por parte de GSK en 2009 y estuvo presente cuando la empresa firmó un contrato de 10 años para suministrar vacunas contra la influenza pandémica para el gobierno federal en 2011.
Lucas afirmó que si bien no sería sencillo cambiar una planta de vacunas existente por una planta de vacunas COVID, se puede hacer y sería más rápido que construir una nueva instalación.
“Se necesitaría algo de planificación, pero sí, se podría hacer”, aseguró Lucas.
Los partidos de la oposición en Ottawa criticaron con razón el anuncio de Trudeau.
«Canadá se enfrenta a una grave escasez de vacunas», declaró el líder conservador Erin O’Toole, señalando la escasez en las entregas de Pfizer y Moderna.
“Esto es algo que debería haberse asegurado hace mucho tiempo”, manifestó el líder del NDP, Jagmeet Singh.
Ambos líderes de la oposición tienen razón y Trudeau no hace más que tratar de engañar al público. Cada vez más, el público culpa al gobierno liberal de Ottawa por la falta de vacunas en las provincias.
Ontario ha tenido que cambiar su plan de vacunación en tres ocasiones y ahora ha suspendido la oferta de vacunas al personal en los hogares de ancianos para tratar de garantizar que los residentes estén vacunados lo antes posible. Es lo mismo en todo el país.
Compare eso con Gran Bretaña, que tenía menos capacidad de fabricación de vacunas que Canadá al comienzo de la pandemia y ahora está fabricando la vacuna Astra-Zeneca para su población.
Gran Bretaña ocupa el cuarto lugar en el mundo en vacunar a su población y Canadá ahora ocupa el puesto 30, frente al puesto 23 del fin de semana y el puesto 12 hace dos semanas.
El manejo de las vacunas por parte del gobierno de Trudeau para Canadá ha sido un fracaso. Este anuncio no cambia eso.
