El gobierno federal está listo para usar su influencia financiera sobre el sistema de salud para combatir el racismo anti-indígena en el cuidado de la salud, dice el ministro de Servicios Indígenas, Marc Miller.
Miller afirma que eso incluye promover a los trabajadores de salud indígenas y denunciar el racismo dondequiera que se vea.
«El poder federal de gastar con condiciones, está claro, es un derecho constitucional. Existe dentro de la salud», dijo el jueves. «La pregunta entonces es cuál es la mejor manera de hacerlo».
Miller sostuvo que el tratamiento de Joyce Echaquan, quien usó su teléfono para transmitir en vivo al personal del hospital usando insultos racistas en su contra mientras agonizaba en un hospital de Quebec, es una prueba más de las formas en que el sistema les ha fallado a los pueblos indígenas durante generaciones.
Miller afirmó que no cree que sea útil tratar de castigar a las provincias por acciones inadecuadas contra el racismo, especialmente en medio de una pandemia, pero el gobierno federal tiene el deber moral de establecer y mantener estándares.
Las provincias están buscando miles de millones de dólares más en transferencias de salud del gobierno federal, y el primer ministro Justin Trudeau prometió una conferencia de primeros ministros sobre el tema pronto.
«Poner más dinero en un sistema que está acosado por problemas sistémicos con un posible racismo sistémico no puede ser la única solución ni la única respuesta», dijo Miller.
