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El «equilibrio político»: una nueva disciplina para los Juegos de Río

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El presidente interino de Brasil, Michel Temer, durante su visita al Parque Acuático de los Juegos Olímpicos Río 2016 en el Parque Olímpico, el pasado martes, 14 de junio de 2016, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/Archivo
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, durante su visita al Parque Acuático de los Juegos Olímpicos Río 2016 en el Parque Olímpico, el pasado martes, 14 de junio de 2016, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/Archivo

La crisis en que está sumergido Brasil en vísperas de los Juegos Olímpicos, con un presidente interino y una mandataria suspendida, le plantea a las autoridades del deporte una nueva e inesperada disciplina: el «equilibrio político».
Desde luego no otorgará medallas, pero esa es una de las pruebas más difíciles que enfrentará el Comité Olímpico Internacional (COI) en Río de Janeiro a partir del mismo 5 de agosto, cuando los Juegos serán inaugurados en el estadio Maracaná.
Una de las grandes dudas para esa ceremonia, a la que el COI ha dicho que pudieran asistir unos 90 jefes de Estado y de Gobierno, es la representación brasileña, que estará encabezada por el presidente interino, Michel Temer, quien desde el pasado mayo sustituye a la mandataria Dilma Rousseff, suspendida por un juicio de destitución.
En medios locales se ha asegurado que el COI ha invitado para la ceremonia tanto a Temer como a Rousseff y a todos los exmandatarios vivos de Brasil, lo cual incluye a Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Henrique Cardoso, Fernando Collor de Mello y José Sarney.
Sin embargo, no ha habido confirmación oficial al respecto y la propia Rousseff reveló esta misma semana, en una entrevista con el canal de televisión SBT, que aún no ha recibido ninguna invitación.
«El COI no me invitó. Creo que eventualmente me invitará», dijo Rousseff, quien confesó además que le «gustaría» estar presente y explicó el por qué.
«Es un motivo muy simple. Yo hice todas las tratativas, hice los preparativos y después las obras», por lo que «me siento madre de estas Olimpíadas», declaró Rousseff, quien apuntó que Lula, su padrino político y antecesor, «es el padre» de los Juegos.
Lula, según la mandataria suspendida, «consiguió» que Río de Janeiro fuera designada sede de los Juegos Olímpicos, por lo que sería «absolutamente justo» que tanto él como ella fueran invitados a la ceremonia de apertura.
Sobre ese asunto, Temer ya ha dicho que la decisión depende solo del COI y apuntó que, al menos para él, «es igual» si Rousseff será invitada o no.
Según explicaron a Efe fuentes oficiales, el protocolo olímpico establece que las invitaciones a los jefes de Estado y de Gobierno y a todas las autoridades gubernamentales las cursa el COI, a través de los comités olímpicos nacionales.
El Gobierno del país apoya al COI en toda la estructura de seguridad e incluso facilita diplomáticos para servir como enlace entre las delegaciones, pero no es responsable por las invitaciones.
Las mismas fuentes oficiales explicaron a Efe que el Gobierno interino que preside Temer tiene información sobre los jefes de Estado y de Gobierno invitados, pero no anunciará nada de momento, pues considera que son los propios mandatarios quienes deben confirmar su presencia, incluso por cuestiones de «seguridad».
Más allá de si Rousseff estará presente o no en la apertura de los Juegos, el COI teme también por el impacto que pueda tener el hecho de que su destitución o continuidad se defina en medio de los Juegos Olímpicos.
Según la comisión del Senado que está a cargo del proceso, el juicio político contra Rousseff terminará en la segunda quincena de agosto, lo que abre la posibilidad de que ocurra antes del día 21 de ese mismo mes, cuando serán clausurados los Juegos Olímpicos.
Si Rousseff fuera finalmente destituida, Temer continuará en el poder y debería clausurar el evento.
Pero si resultara absuelta recuperaría el cargo, con lo cual los Juegos de Río 2016 podrían ser inaugurados por Temer y clausurados por Rousseff, que estaría celebrando una auténtica «vuelta olímpica» al poder.
La preocupación del COI con ese enrollo político no es secreta y el director general del comité organizador de Río 2016, Sydney Levy, lo admitió esta semana, durante una rueda de prensa en Washington.
«Eso sería una distracción. Quisiéramos que todos los brasileños pudieran disfrutar los Juegos y el clima olímpico» sin pensar en los asuntos políticos, declaró Levy.
Incluso confesó que el COI le había solicitado «informalmente» a Temer que se intentara evitar que la conclusión del juicio político contra Rousseff coincidiera con los Juegos.
Según Levy, se le planteó a Temer que lo «ideal» sería eso, pero el mandatario interino respondió que «no podía controlar ese asunto, porque depende de la agenda del Senado» y de la comisión a cargo del proceso. Brasilia, 2 jul (EFE).-

Eduardo Davis

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