ALBERTA – En el 2016, cuando Ashley apenas tenía 15 años, jamás creyó que sería el inicio de su infierno por acoso y agresión sexual.
Cuando la joven regresó de pedir dulces ese Halloween, se dispuso a organizar sus dulces y fue entonces cuando el hombre, Michel Bouvier de 55 para ese tiempo, la agredería por primera vez.
«Me dio un puñetazo en los dientes y mi cuerpo estaba en estado de shock», dijo Ashley. «Era sangre por todas partes y seguí llorando y llorando».
Al día siguiente, Bouvier organizó una ceremonia, en el que el uso de una pipa, arrodillarse sobre cojines, rezar, intercambiar plumas y besarse, hacían parte del ritual, lo que llevó a Ashley a creer que era una boda.
«Ese era el comienzo de la relación de tortura abusiva con él», dijo Ashley a un oficial de RCMP años más tarde.
El abuso terminó en mayo de 2017, cuando los oficiales de RCMP los encontraron en terrenos ceremoniales fuera de Hinton. Ashley había sido reportada como desaparecida por su familia y fue devuelta a ellos.
Bouvier, que se encontraba ilegalmente en libertad con una orden de supervisión a largo plazo, fue detenido y acusado de posesión de un arma de fuego prohibida.
La tortura que Ashley ocultó por dos años
Después de ser entrevistado por un investigador de la RCMP en el Centro de Protección Infantil Zebra en abril de 2019, Bouvier fue acusado de ocho delitos penales, incluidos dos cargos de agresión sexual, dos cargos de asalto, asalto agravado y dos cargos de proferir amenazas de muerte.
También fue acusado de participar en una ceremonia de matrimonio con una persona menor de 16 años.
En la corte provincial de Hinton este mes, Bouvier fue condenado por dos cargos de agresión sexual, agresión que causó daños corporales y agresión, pero fue absuelto del raro cargo de casarse con un niño menor de 16 años.
¿Primer caso de este tipo?
Los expertos legales creen que Bouvier es la primera persona en ser juzgada bajo la Sección 293.2 del Código Penal, que entró en vigencia en 2015 para combatir el matrimonio temprano y forzado de niñas.
«Hay una completa falta de jurisprudencia denunciada sobre este cargo y parece que no existen más comentarios legales y exploración de los elementos esenciales de este», señaló la abogada defensora de Bouvier, Heather Beyko, en sus presentaciones finales.
Al transmitir su decisión, Shaigec dijo que el cargo «no ha sido interpretado, aplicado o incluso referenciado en ningún caso en Canadá».
Shaigec finalmente encontró a Bouvier no culpable de «celebrar, ayudar o participar en un rito o ceremonia de matrimonio donde uno de los participantes es menor de 16 años». El juez dijo que tenía una duda razonable sobre si la ceremonia era genuina o no.
«Las acciones de [Bouvier] fueron diseñadas para hacer que [Ashley] pensara subjetivamente que estaba casada con él y esto a su vez contribuyó a meses de control sobre ella y al abuso físico, sexual y emocional de ella», dijo el juez al pronunciar su decisión.
Ashley no es el verdadero nombre de la niña. Su identidad está protegida por una prohibición de publicación ordenada por el tribunal.
Peligro oculto en casa
La tía de Ashley le presentó a Bouvier en octubre de 2016; su abuela estaba dejando que el hombre se quedara en una habitación de su casa en Maskwacis, a 100 kilómetros al sur de Edmonton.
«Simplemente dijo que era un curandero y que trataría de ayudarme mentalmente», dijo Ashley más tarde al investigador de RCMP.
La joven pensó que él era carísmatico, y se dejó envolver por el hombre, tanto que durmieron juntos esa noche después de que él le aseguró que su diferencia de edad de 40 años no era un problema, afirmó al investigador.
Durante dos días, Bouvier la obligó a tener relaciones sexuales, luego decidió llevar al adolescente a Hinton, bajo engaños a la abuela de la joven.
«Estábamos pensando, estamos enamorados, huyendo de todos porque nuestro amor es lo suficientemente fuerte», dijo Ashley, según una transcripción de la entrevista.
Su familia denunció su desaparición por primera vez el 13 de octubre de 2016.
Búsqueda con resultados inútiles
Durante los siguientes siete meses, la policía la encontró cinco veces, llevándola a casa solo para irse nuevamente. Cada vez que la policía la encontraba, negaba que Bouvier hubiera cometido algún delito criminal.
El abuso se intensificó debido a los celos del hombre, convenciendo a Ashley de que él podía leer su mente.
Ella le dijo a los investigadores que él la amenazó con apuñalarla en la garganta con su cuchillo de caza, además que le dió una patada en la oreja, y en otra ocasión la golpeó en la pierna con un rodillo.
La jóven aseguró que «la única vez que se defendió fue cuando Bouvier se sentó en su pecho, ahogándola. Luego se detuvo y dijo que estaba actuando loco, que lo sentía, pero volvió y me golpeó en la cara».
En el juicio, Ashley testificó que temía por su vida.
«A medida que pasaron seis meses, empecé a no gustarme y empecé a asustarme y él se volvió más agresivo en el sexo y no fue consensual para mí», dijo. «Pero tenía que dárselo o él me golpearía».
