Lo que iba a ser una inspección rutinaria de narcóticos se convirtió en un tiroteo en Filadelfia. Los agentes pudieron detener a una persona, pero su acompañante la emprendió a tiros, el tiroteo se extendió por ocho horas mientras lo retransmitía por redes sociales.
Al final, el pistolero se entregó después de herir a seis agentes. Ninguno de ellos corre peligro de perder la vida.
Este es otro caso de uso inapropiado de armas en un corto espacio de tiempo en Estados Unidos, que todavía no se atreve a regularizar de forma contundente su uso.
Las informaciones del incidente generaron consternación en una sociedad especialmente sensible tras los recientes tiroteos de El Paso (Texas) y Dayton (Ohio), que causaron entre los dos 31 muertos. Sin embargo, a medida que se han conocido más detalles se ha evidenciado que el caso de Filadelfia era distinto, con un atrincherado tras un operativo policial.
El alcalde de Filadelfia, el demócrata Jim Kenney, ha abogado por un mayor control de armas. «Estos agentes necesitan ayuda. Necesitan ayuda con control de armas. Necesitan ayuda manteniendo estas armas fuera de las manos de esta gente», ha alertado. El Gobernador de Pensilvania, el también demócrata Tom Wolf, ha abogado por combatir la violencia y por alejar las armas de la población.
