Las Naciones Unidas se preparan para un mayor aumento en el número de refugiados este año, ya que el terremoto del mes pasado en Turquía y Siria se suma a una serie de crisis que hace que el mundo busque más ayuda en Canadá.
“La necesidad en todo el mundo es enorme”, declaró Kelly Clements, la alta comisionada adjunta de la ONU para los refugiados, en una visita a Canadá esta semana.
Clements estaba de gira por el Medio Oriente el mes pasado cuando se produjo el terremoto masivo, y se dirigió a la gran ciudad siria de Alepo inmediatamente después.
Agregó que el temblor despertó al personal del ACNUR en la madrugada del 6 de febrero, y corrieron a las calles en ropa de cama, de pie sobre la nieve húmeda.
La guerra civil siria ha estado en curso desde 2011 y Clements explicó que partes de Alepo han estado en ruinas durante la mitad de ese tiempo mientras el “conflicto congelado” restauró una paz relativa en esa parte del país.
Muchas partes de Siria están en manos de grupos en guerra, lo que hace que la respuesta del país sea mucho más lenta que la movilización instantánea de apoyo del gobierno de Turquía. El gobierno sirio tardó una semana en aflojar su política de restricciones estrictas en los cruces fronterizos, lo que retrasó aún más la llegada de ayuda humanitaria.
Aún así, ACNUR pudo aprovechar los programas en todo el Medio Oriente y ahora se enfoca en establecer viviendas. Clements dijo que la agencia necesita fondos para organizar programas para huérfanos y niños separados, así como para proteger a las mujeres de la violencia de género.
Siria tenía 21 millones de ciudadanos cuando comenzó su guerra civil hace 12 años. Ahora, 6,8 millones de sirios son desplazados internos y 5 millones son refugiados en otros países.
Al otro lado de la frontera en el Líbano, 1,5 millones de sirios languidecen en un país donde una quinta parte de los residentes son refugiados de otros estados, la proporción más alta del planeta.
Clements, exdiplomática estadounidense en Beirut, recordó empacar sus propios medicamentos en una visita reciente, debido a la falta de suministro disponible en el país.
Líbano estuvo años en un punto muerto político cuando una gran parte de su puerto principal explotó en 2020. La inflación ha empobrecido a casi todos los refugiados en el país, así como a muchos ciudadanos libaneses, dijo Clements.
Señaló que los libaneses están pasando cada vez más de acoger a refugiados de los estados vecinos a huir de su propio país en barcos destartalados, y el número de muertes en el mar se triplicará entre 2021 y 2022.
Mientras tanto, otro conflicto congelado en Yemen ha producido un desastre humanitario, ya que un llamamiento mundial de ayuda alcanzó solo un tercio de su objetivo esta semana.
La ONU buscó 4.300 millones de dólares para restaurar servicios adecuados de alimentos, agua y salud, pero solo recibió 1.200 millones de dólares en una conferencia de promesas de contribuciones el lunes.
Su agencia registró 65 millones de personas desplazadas en todo el mundo en 2015, una cifra que superó los 100 millones y, según «una estimación conservadora», llegará a 120 millones a fines de 2023, casi el doble en ocho años.
Elogió a Canadá por ser uno de los principales financiadores del ACNUR y por reasentar a algunos de los refugiados más vulnerables del mundo cuyas necesidades no se pueden satisfacer en muchos países en desarrollo.
Pero también espera que Ottawa aumente los fondos para estas necesidades en el próximo presupuesto federal.
Ella argumenta que la programación del ACNUR ha restaurado la dignidad de las personas en todo el mundo al resolver sus necesidades inmediatas y empoderarlas para que acepten un empleo.
