Las tensiones aumentaron el lunes en la capital haitiana de Puerto Príncipe, cuando miles de manifestantes salieron a las calles para denunciar la devastadora violencia de las pandillas en el país, que resultó la semana pasada en la muerte de un policía.
Los vehículos del gobierno fueron incendiados, mientras los manifestantes, muchos enmascarados, se enfrentaban a la policía, exigiendo protección y ayuda. Posteriormente, las autoridades utilizaron gases lacrimógenos para dispersarlos, dijeron testigos presenciales.
Un joven manifestante, James, indicó que marchaba contra el aumento de las pandillas, que ha devastado la atención médica y la seguridad, con un número creciente de secuestros y homicidios.
«Ya no podemos vivir así. Los otros barrios están ‘gansterizados'», confesó. «La gente está abandonando sus hogares».
La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados dice que unas 73.500 personas huyeron de Haití el año pasado debido a la creciente violencia de las pandillas y la pobreza.
La ONU también dice que 5,2 millones, casi la mitad de la población de Haití, necesitan asistencia humanitaria, y ha instado a la necesidad de asistencia internacional en Haití para restaurar la estabilidad.
«Hay ladrones. No podemos dormir. No podemos comer. Ni siquiera podemos vivir. No creamos las pandillas», dijo una persona en la marcha.
Los manifestantes explicaron a los medios de comunicación que querían una «intervención» en el área de Carrefour-Feuilles de Port-au-Prince, denunciando la falta de servicios de salud y las muertes a manos de las pandillas.
