Los mexicanos votaron el domingo en un referéndum nacional sobre la conveniencia de investigar y procesar a los expresidentes mexicanos por presunta corrupción.
Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el referéndum fortalecería la democracia participativa, los críticos lo descartaron y catalogaron como un truco político.
Las urnas se abrieron a las 8:00 a.m. y debían cerrar a las 6:00 p.m., y se esperaba un conteo rápido de los votos el domingo por la noche.
Para ser vinculante, 37.4 millones de personas o el 40% de los votantes elegibles debían participar. Pero había preocupaciones sobre la participación.
En algunos lugares de votación de la Ciudad de México el domingo, la asistencia pareció escasa.
Ni siquiera los abogados entienden la pregunta del referéndum
La pregunta del referéndum propuesta por López Obrador concierne a sus cinco predecesores: Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuyos mandatos se extendieron de 1988 a 2018.
La redacción poco clara de la pregunta en la papeleta de votación ha sido criticada.
La pregunta exacta dice: «¿Está de acuerdo o no que se realicen las acciones pertinentes, de acuerdo con el marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los últimos años por los actores políticos, dirigido a garantizar la justicia y los derechos de las víctimas potenciales?»
Inicialmente, López Obrador redactó una pregunta más directa, pero generó negaciones airadas. Esto llevó a la Corte Suprema del país a modificar la pregunta del referéndum por la alternativa más ambigua.
El referéndum enfrenta más obstáculos
Los críticos argumentan que la votación es innecesaria. El ex presidente del Instituto Nacional Electoral, Luis Carlos Ugalde, especificó que si los fiscales tienen pruebas contra los ex presidentes, no es necesario que «la gente te diga sí o no».
Los opositores escribieron con un eslogan: «la ley debe aplicarse, no someterse a votación».
El referéndum ha adolecido de falta de recursos. El Instituto Nacional Electoral (INE) instaló alrededor de 57.000 urnas. Esto se comparó con más de 160.000 para las elecciones legislativas y locales de junio. Realizó actividades de promoción limitadas.
Si bien el voto por el «sí» podría ganar hasta un 90%, sería difícil lograr incluso un 30% de participación, lo que invalidaría el resultado, afirmó Roy Campos, director de la empresa de encuestas Mitofsky.
