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Las autoridades colombianas buscan guerrilleros muertos tras gran bombardeo

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Las autoridades colombianas prosiguen la búsqueda de guerrilleros de las FARC muertos en la mayor ofensiva militar desde que comenzó el proceso de paz tras confirmar el hallazgo por ahora de seis cadáveres, aunque no se descarta que haya «decenas».
El bombardeo tuvo lugar el sábado por la noche sobre un campamento rebelde en el municipio de Ricaurte, en el convulso departamento de Nariño y fronterizo con Ecuador, y estuvo dirigido contra la columna móvil «Mariscal Sucre» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Por ahora la Fiscalía, organismo encargado del levantamiento de los cadáveres, ha identificado tan sólo seis cuerpos sin vida, confirmó a Efe el general del Ejército Leonardo Barrero, comandante del Comando Conjunto del Suroccidente, quien no descartó que la cifra aumente.
El domingo, horas después del ataque militar, las autoridades informaron que habían muerto «decenas» de insurgentes, entre ellos el máximo líder de la columna «Mariscal Sucre», conocido como «Guillermo Pequeño»; el tercero al mando, alias «Mario»; y la radio operadora, alias «Jazmín».
El ministro colombiano de Defensa, Juan Carlos Pinzón, dijo hoy en una rueda de prensa que fueron «abatidos bastantes, muchos miembros» de la «estructura principal» de esa columna, sin precisar la cifra.
Tras el bombardeo, las autoridades incautaron distinto material, como cadenas.
Con cadenas del mismo tipo las FARC mantuvieron atados durante años a sus secuestrados en la selva, a los que pretendían canjear por guerrilleros encarcelados.
Precisamente hoy, uno de los negociadores guerrilleros, Rodrigo Granda, afirmó desde Cuba a la emisora bogotana Blu Radio que esta guerrilla ya no tiene en su poder «prisioneros políticos, retenidos ni secuestrados», con lo que desmintió las declaraciones vertidas ayer por la guerrillera Sandra Ramírez al diario cubano Juventud Rebelde.
Además, recordó que en febrero pasado este grupo se comprometió a no hacer «más retenciones de carácter económico» y afirmó que «esa política se viene cumpliendo rigurosamente».
El operativo, desplegado a partir de las 3.00 hora local (8.00 GMT) del sábado en ese municipio de Nariño, tuvo como objeto destruir tres campamentos de las FARC en los que se asentaba una unidad conformada por entre 70 y 80 personas.
La columna «Mariscal Sucre» fue la responsable «del asesinato de los indígenas Awá en esa zona del sur del país hace algunos años», dijo Pinzón en alusión a sendas matanzas de aborígenes en febrero y agosto de 2009, en dos resguardos cercanos al municipio nariñense de Barbacoas.
En aquellos crímenes perdieron la vida un total de 29 personas, incluidos niños y mujeres embarazadas, y dieron pie a que la Corte Constitucional reafirmara que 32 de los 87 pueblos indígenas colombianos, entre ellos los Awá, están en peligro de extinción física y cultural.
Además, según el general Barrero, esta unidad rebelde ha colocado «de manera indiscriminada» minas antipersonales en Nariño y también está implicada «en todos los eslabones del narcotráfico», desde la siembra de hoja de coca en las montañas hasta su distribución, pasando por el procesamiento de la cocaína.
Este bombardeo es la primera gran ofensiva contra las FARC desde que el Gobierno de Colombia y la guerrilla instalaron el pasado 18 de octubre en Oslo la mesa de diálogos con la que persiguen negociar el fin del conflicto para alcanzar la paz.
Este proceso, que culminó el jueves pasado su primer ciclo de negociaciones en La Habana, no contempla un alto el fuego hasta que se firmen acuerdos sólidos con las FARC.
Sin embargo, la guerrilla propuso una tregua bilateral y anunció que dejaría las armas entre el 20 de noviembre y el próximo 20 de enero, durante la temporada navideña.

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