El Consejo de Seguridad de la ONU expresó hoy su «grave preocupación» por el impacto del conflicto sirio en Líbano, incluido el flujo imparable de refugiados, y por los últimos incidentes en la frontera entre ambos países.
«Los miembros del Consejo expresamos nuestra grave preocupación por los repetidos incidentes en la frontera que han dejado muertos y heridos del lado libanés, así como las incursiones, secuestros y el tráfico de armas», indicaron en un comunicado de prensa.
Asimismo, expresaron su «honda preocupación» por el impacto de la crisis siria en la estabilidad de Líbano e hicieron un llamamiento a todas las partes en Líbano para preservar la unidad del país frente a los intentos de desestabilización.
En concreto, los quince miembros del máximo órgano de decisión de la ONU hicieron referencia al «creciente flujo» de refugiados sirios que cruzan la frontera para huir de la violencia en su país, que supera ya los 360.000, y el impacto que tiene en Líbano.
Por ello, hicieron un llamamiento a la comunidad internacional para dar seguimiento a los compromisos adquiridos en materia de ayuda humanitaria durante la cumbre de donantes celebrada en Kuwait el pasado 30 de enero.
Asimismo, urgieron a las partes a garantizar un cese «sostenido» de las hostilidades y enfatizaron la necesidad de continuar trabajando con el coordinador especial y la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL).
El Consejo dieron la bienvenida a los esfuerzos del presidente libanés, Michel Suleiman, para preservar la unidad y estabilidad del país e insistieron en pedir a todos los actores trabajar para garantizar la celebración de elecciones parlamentarias.
Por último, los quince miembros del Consejo recordaron la importancia de que se ponga fin a la impunidad en Líbano y reiteraron su «pleno respaldo» al trabajo que está haciendo el Tribunal Especial para el Líbano.
La seguridad se ha deteriorado en el Líbano como consecuencia del conflicto sirio, lo que ha producido también choques armados entre detractores y seguidores del presidente sirio, Bashar al Assad, en la ciudad septentrional libanesa de Trípoli y en Beirut.
Siria acusa a «grupos terroristas» de organizar desde el Líbano ataques contra sus tropas y de enviar armas a los insurgentes, dos países que comparten 330 kilómetros de frontera, cuya demarcación aún no ha sido acordada.
(EFE).-
