El Papa Francisco aseguró que los abusos que enfrentaron los Pueblos Indígenas al ser obligados a asistir a escuelas residenciales equivalen a genocidio.
El pontífice hizo el comentario en su regreso a Roma desde Iqaluit después de su gira de seis días por Canadá.
Francisco se disculpó varias veces a lo largo de la semana por el papel que desempeñó la Iglesia Católica Romana en las instituciones. Pidió perdón por los abusos cometidos por algunos miembros de la iglesia, así como por la destrucción cultural y la asimilación forzada.
Algunos indígenas aseguraron que estaban decepcionados porque durante su visita el Papa no mencionó los crímenes y abusos que enfrentaron los estudiantes y sobrevivientes. También lo criticaron por no utilizar el término genocidio.
Cuando se le preguntó si usaría la palabra genocidio y aceptaría que los miembros de la iglesia participaran en el genocidio, Francisco dijo que sí.
El Papa agregó que no pensó en usar la palabra genocidio durante su viaje, calificándola de término técnico.
“Pedí perdón por lo que se ha hecho, que fue genocidio, y sí condené esto”, explicó en español a través de un traductor.
Francis enfatizó que en lugar de usar la palabra genocidio, describió los intentos de destruir a los Pueblos Indígenas a través de la asimilación y la colonización.
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación se refirió a las escuelas residenciales como una forma de genocidio cultural cuando publicó su informe final en 2015. Pero desde entonces, varios grupos indígenas han enmendado esto para decir que fue genocidio.
La Investigación Nacional sobre Mujeres y Niñas Indígenas Desaparecidas y Asesinadas concluyó en su informe final que la violencia contra las mujeres y niñas es una forma de genocidio. Los efectos de las escuelas residenciales fueron objeto de muchos testimonios de familias y sobrevivientes.
El abandono y el abuso físico y sexual proliferaban en las escuelas, y la Iglesia Católica dirigía el 60 por ciento de las instituciones.
