Las filas para obtener combustible en La Habana, serpentearon el miércoles por cuadras mientras ciudadanos frustrados esperaban durante horas, y en algunos casos días, para llenar sus tanques, el último capítulo de una creciente crisis económica que está sacudiendo a la nación insular del Caribe.
El transporte público, los turistas y los taxistas han sufrido en los últimos meses a medida que la escasez se ha vuelto cada vez más aguda, aumentando las tensiones en la ciudad más poblada del país.
“Llevo tres días esperando en esta fila por gasolina y todavía no sabemos si el camión (de combustible) llegará hoy”, explicó el taxista privado Alexander Pérez, de 43 años. “La situación en todo el país es crítica y la Líneas interminables, y no dan ninguna explicación».
El motivo del déficit, uno de los peores en meses, si no del año pasado, sigue sin estar claro.
Un reportaje del diario estatal Granma el domingo que abordó el tema ya no está disponible en el sitio web del periódico.
Una copia no oficial de ese informe, reconoce el problema del suministro y describe un nuevo programa que prioriza temporalmente el transporte público.
El gobierno cubano no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre la escasez.
Venezuela ha aumentado el suministro de petróleo a Cuba desde principios de 2023, según documentos de la empresa estatal PDVSA y datos de envío. En enero envió unos 40.000 barriles por día (bpd). Eso aumentó a 52.000 bpd en los envíos de febrero y 76.000 bpd en marzo.
El último suministro incluyó al superpetrolero Nolan, que llegó a mediados de marzo cerca de Antilla, según una imagen satelital obtenida por TankerTrackers.com, con 1,53 millones de barriles de crudo venezolano y fuel oil.
Pero la oferta de Venezuela en los últimos meses apenas ha incluido productos refinados limpios, especialmente gasolina y diésel, según los documentos y datos.
Esos combustibles son los más codiciados por los conductores en la isla, dijo Jorge Piñón, profesor y experto en políticas energéticas de la Universidad de Texas en Austin.
«No parece haber habido una disminución en las importaciones», sostuvo Piñón. «El problema… parece estar relacionado esta vez con la producción insuficiente en las refinerías nacionales, lo que crea una mayor necesidad de gasolina y diésel importados que Venezuela no puede satisfacer».
