Los beneficios implementados al comienzo de la pandemia de COVID-19 permitieron que los canadienses vulnerables se mantuvieran saludables y mantuvieran un ingreso, pero los apoyos comerciales fueron excesivos y muestran la enorme influencia de los grupos empresariales en la política pública, dicen los economistas.
Hace casi dos años y medio, el gobierno federal enfrentó una tarea sin precedentes de cerrar la economía para frenar la rápida propagación de COVID-19. Ese cierre condujo a una serie de beneficios de alivio pandémico destinados a suavizar el golpe para los trabajadores y las empresas, siendo los dos programas más destacados el Beneficio de respuesta de emergencia de Canadá y el Subsidio salarial de emergencia de Canadá.
Un análisis reciente de Statistics Canada basado en datos del censo muestra que dos tercios de los adultos canadienses recibieron beneficios pandémicos en 2020, y estos beneficios amortiguaron las pérdidas de ingresos y redujeron la desigualdad.
El análisis anterior de la agencia federal de estadísticas también encontró que, como se esperaba, el uso del programa de subsidio salarial se correlacionó con una menor probabilidad de cierre y menos reducciones de empleados.
Si bien hubo poco tiempo para elaborar los beneficios y ajustar los detalles en marzo de 2020, los economistas ahora están evaluando los éxitos y fracasos de estos programas en retrospectiva.
El profesor de economía de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, Miles Corak, que ha escrito análisis sobre estos programas, dice que cualquier evaluación debe tener en cuenta la incertidumbre que enfrentaban las personas y los gobiernos en ese momento y la urgente necesidad de mantener a las personas saludables.
Dicho esto, Corak dijo que si bien el CERB fue “terriblemente exitoso”, el Subsidio Salarial de Emergencia de Canadá fue un “gran fracaso”.
“El Beneficio de Respuesta de Emergencia de Canadá sacó dinero rápidamente a tiempo para mantener a las personas en casa, que es lo que queríamos hacer para salvar vidas”, dijo.
Por otro lado, Corak mznifestó que el CEWS “llegó demasiado tarde, no estaba bien orientado y tenía un sobreaseguramiento dramático (empresas)”.
El CERB se anunció rápidamente en marzo de 2020 y $2,000 mensuales para los canadienses que perdieron ingresos debido al cierre por la pandemia. A esto le siguió poco después el CEWS, que subsidió los salarios de los empleados de las empresas en un 75 por ciento con la esperanza de alentar a las empresas a retener a su personal.
Corak dice que cuando se introdujo el subsidio salarial, muchas empresas ya se habían despedido de sus empleados.
Otra fuente de críticas al programa de subsidio salarial fue que subvencionaba los salarios de todos los trabajadores de las empresas afectadas, en lugar de simplemente aquellos cuyos puestos de trabajo estaban en riesgo de perderse, lo que lo hacía especialmente costoso.
