Los antiguos restos de una ardilla terrestre desenterrados por mineros cerca de Dawson City, Yukón, todavía tienen lecciones que enseñar 30.000 años después de su muerte, aseguró un experto.
A primera vista, el pequeño descubrimiento marrón se parece más a una pelota de cuero arrugada que a un raro hallazgo arqueológico, aunque una mirada más cuidadosa revela cabello, orejas diminutas y garras.
Fue solo con radiografías tomadas en la oficina de un veterinario de Whitehorse que se confirmó el descubrimiento de un animal momificado completo, explicó el paleontólogo de Yukon, Grant Zazula.
“Las ardillas terrestres del Ártico son pequeñas, por supuesto, están acurrucadas en una bola, por lo que con solo mirarlas es difícil saber qué es”, declaró.
Los restos, que se cree que son de un animal que murió mientras hibernaba, fueron encontrados hace varios años por mineros en Hester Creek, cerca de Dawson City. El descubrimiento del tamaño de la palma de la mano se dará a conocer al público el próximo mes en la reapertura del Centro de Interpretación Yukon Beringia en Whitehorse luego de las renovaciones.
Zazula dijo que primero quedó fascinado con las antiguas ardillas terrestres del Ártico mientras examinaba sus nidos, cientos de los cuales se han encontrado preservados en el permafrost del norte.
Al observar la construcción de esos nidos, que se asemejan a pequeñas bolas de heno, los paleontólogos han podido identificar las plantas, hojas y semillas de la edad de hielo que viven en Beringia, la masa de tierra que una vez conectó a América del Norte con Rusia.
Si bien los nidos son más comunes, el hallazgo de Hester Creek es una de las pocas ardillas momificadas que se descubrieron, dijo Zazula.
Existen ejemplos en el Museo Canadiense de la Naturaleza en Ottawa y en el Museo Americano de Historia Natural. Otros fueron encontrados en la década de 1940 por prisioneros que trabajaban en los gulags, o campos de trabajo soviéticos, en Siberia.
