Como parte de su gira por Asia, y del posible arribo a Taiwan de la Presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, la primera en 25 años, ha puesto los pelos de punta en el ámbito estadounidense y un tremendo malestar político en las esferas del poder del gobierno comunista chino, que ve como una provocación la visita, y que podría crear una mayor inestabilidad en las relaciones diplomáticas-políticas entre ambos países, y un probable futuro conflicto.
Ha sido tan impactante la noticia, que el solo anuncio de la vista de la funcionaria, provocó que las acciones estadounidenses cayeran, mientras se concreta el posible viaje de Pelosi al país asiático.
Por su parte, Rusia, país aliado de China, en las palabras del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló que “todo lo relacionado con esta gira y una posible visita a Taiwán, por supuesto, es puramente provocativo».
Peskov recalcó que Moscú se solidariza con Beijing en el tema de la isla autónoma que China reclama como parte de su territorio. Al mismo tiempo indicó que “este es un asunto muy sensible” y lamenta que «en lugar de respetar esa sensibilidad», EE.UU. “escoja el camino de la confrontación”.
Mientras tanto, Washington manifestó que no se dejará intimidar por las declaraciones de los líderes chinos, al tiempo que expresaron que es fundamental la visita de la presidenta de la Cámara, como muestra de apoyo a Taiwán y se tomará en serio su compromiso legal de ofrecer a la isla los medios para su autodefensa.
La visita de Pelosi, que se muestra como un símbolo de la democracia estadounidense, demuestra la determinación de Estados Unidos de preservar la libertad, los valores occidentales y la superioridad militar y económica en el Pacífico y en todo el mundo.
La marcha atrás de la funcionaria estadounidense, se vería como una extenuación del poder de su país, un fracaso en su carrera política y una debilidad a su posición ante la Cámara de Representantes.
Cámara que se encarga, entre otras cosas, de Reformar la Constitución Política, derogar leyes y los códigos en todas las ramas de la legislación. La misma está conformada por 435 miembros elegidos, divididos entre los 50 estados del país, de manera proporcional de acuerdo a sus poblaciones.
Por lo que difícilmente un presidente puede ordenar a uno de los principales representantes de otra rama del gobierno lo que debe y no debe hacer, incluso si los funcionarios tratasen de informar a la presidenta de la Cámara de todas las posibles consecuencias de su decisión. Por eso la importancia de la decisión de Pelosi de realizar una visita que vislumbra serios conflictos entre el país occidental y el asiático.
Por lo que también aumenta la tensión en un momento crucial para Beijing, puesto que en dos meses, se prevé que Xi Jinping, presidente de la República Popular China, quien busca ser reelegido por tercera, y no puede permitirse el lujo de ser visto como un mandatario débil.
Durante mucho tiempo Taiwán ha sido un tema polémico en las relaciones entre Estados Unidos y China. La disputa se vuelve aún más confusa por los complicados acuerdos diplomáticos y las doctrinas estratégicas estadounidenses diseñadas para evitar la posibilidad de una guerra con China.
La isla, que se separó de China después de la guerra con Japón, es vista por Beijing como una parte legítima de su territorio. Mientras que Estados Unidos reconoce a la República Popular China como el único gobierno legítimo de China y no considera a Taiwán como un país.
El reclamo de soberanía del Partido Comunista Chino sobre la isla democrática no está presente y esto ha causado irritación en el gobierno chino y suspicacia por su apoyo a Taiwán.
Robert Daly, exdiplomático estadounidense en Beijing, dijo que una incursión en el espacio aéreo taiwanés, probablemente no provocaría una guerra, pero si pondría a los rivales más cerca de una zona de peligro.
“Eso establecerá una nueva línea de base que nos llevará un poco más cerca de la confrontación”, dijo Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos en el Centro Wilson, a un medio de los Estados Unidos.
Por su parte el presidente Joe Biden se muestra positivo en lograr una nueva relación competitiva que no resulte en una confrontación entre la potencia emergente en el Pacifico (China) y la ya constituida (Estados Unidos) y sus aliados.
En una llamada telefónica con XI, el líder estadounidense enfatizó que no ha habido cambios en la naturaleza fundamental de las relaciones entre Estados Unidos y China o la posición de la Casa Blanca cuando se trata de Taiwán.
Sin embargo, las reiteradas declaraciones recientes de Biden de que Estados Unidos defendería a Taiwán, en el caso de ser necesario, fueron desestimadas por sus asesores y pudo haber dejado la impresión de que no era totalmente sincero.
Por su parte, China está observando un creciente movimiento entre los duros en el Congreso para que Washington reemplace la política de «ambigüedad estratégica» sobre las intenciones de EE.UU. si China invade Taiwán por una declaración clara de que defenderá la isla.