INTERNACIONAL. – La exploración lunar, que parecía ser una reliquia de la Guerra Fría, ha resurgido con una intensidad y un enfoque sin precedentes. La nueva carrera espacial no solo busca volver a la Luna, sino establecer una presencia permanente, un objetivo que está generando una profunda división global: por un lado, una ambiciosa agenda de cooperación científica, y por el otro, una marcada rivalidad geopolítica entre las principales potencias mundiales.
La Cooperación Occidental: El Programa Artemis
Liderada por la NASA de Estados Unidos, la iniciativa Artemis es el proyecto de cooperación espacial más amplio en décadas. El objetivo es llevar a la primera mujer y a la próxima persona a la superficie lunar, pero el fin último es establecer una base sostenible.
El espíritu de cooperación se plasma en los Acuerdos de Artemis, un marco multilateral firmado por más de 40 naciones, incluyendo Canadá, Japón, Australia y la mayoría de los países europeos. Estos acuerdos buscan establecer principios para la exploración pacífica y la utilización de los recursos lunares (como el hielo de agua) de manera abierta y transparente. La colaboración se centra en el desarrollo de la estación espacial Gateway, que orbitará la Luna y servirá como punto de tránsito para misiones tripuladas y robóticas.
La Alianza Oriental y la Rivalidad Geopolítica
En contraste directo con Artemis, la alianza formada por China y Rusia está impulsando la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS). Este proyecto es visto por analistas como un contrapeso directo al liderazgo occidental en el espacio.
Filosofía Cerrada: A diferencia de Artemis, la ILRS opera bajo un marco menos transparente y más enfocado en los intereses nacionales de sus dos principales socios. La búsqueda de recursos y la posible militarización del espacio son temas que generan preocupación en Washington.
Puntos de Tensión: La rivalidad se centra en la disputa por zonas estratégicas, particularmente el polo sur de la Luna, donde se han confirmado grandes cantidades de hielo de agua. Este hielo es vital no solo para el soporte de vida de una base permanente, sino como fuente de combustible (hidrógeno y oxígeno) para misiones a Marte. La competencia por el control de esta región es feroz.
La Nueva Economía Lunar
El resurgimiento de la carrera espacial no es solo científico; es económico. La participación de empresas privadas como SpaceX, Blue Origin y firmas aeroespaciales europeas y asiáticas ha reducido los costos y acelerado la innovación. Se espera que la próxima década vea la explosión de la economía lunar, incluyendo el desarrollo de infraestructura de comunicaciones y energía en la superficie de la Luna.
La reactivación de esta carrera plantea serias preguntas sobre la gobernanza de los recursos espaciales. El mundo se debate entre si la exploración lunar será regida por el espíritu de colaboración establecido en el Tratado del Espacio Exterior de 1967 o si, por el contrario, será dominada por una nueva era de esferas de influencia geopolítica.
