Más de 100 personas murieron este martes en una nueva ola de ataques israelíes en Gaza, luego de que un soldado israelí perdiera la vida en enfrentamientos con milicianos palestinos. A pesar de la intensidad de los bombardeos, el gobierno de Israel asegura que mantiene su compromiso con el alto el fuego “bajo condiciones específicas” y que las acciones recientes responden a lo que calificó como “provocaciones inaceptables” por parte de grupos armados.
El Ministerio de Salud de Gaza confirmó que entre las víctimas hay mujeres y niños, mientras los hospitales locales enfrentan un colapso total por la falta de suministros médicos y energía eléctrica. Testigos reportaron ataques aéreos en zonas residenciales del norte de la Franja, así como en Rafah y Jan Yunis, en el sur. “El sonido de las explosiones no cesa, las calles están llenas de humo y polvo”, relató un habitante de Ciudad de Gaza.
El ejército israelí justificó los ataques como una “respuesta limitada” tras la muerte del soldado, ocurrida durante una operación de control fronterizo. En un comunicado, el primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que “Israel no busca una escalada, pero tampoco tolerará agresiones contra sus tropas”.
Mientras tanto, la comunidad internacional expresó preocupación por la violencia creciente. Naciones Unidas pidió “moderación y respeto al derecho internacional humanitario”, instando a las partes a evitar una ruptura total del frágil acuerdo de alto el fuego mediado por Egipto y Qatar.
Analistas advierten que esta nueva escalada podría poner en riesgo los esfuerzos diplomáticos en curso y agravar la crisis humanitaria en Gaza, donde más del 80 % de la población depende de la ayuda internacional.
El conflicto, que parecía encaminarse hacia una tregua más estable, vuelve así a un punto crítico, con la región sumida en la incertidumbre y el temor de un nuevo ciclo de violencia prolongada.
