El gobierno de Ontario confirmó que a partir de octubre entrará en vigor un nuevo aumento al salario mínimo provincial. La medida busca aliviar la presión económica de miles de trabajadores, quienes enfrentan un alto costo de vida marcado por el incremento en los precios de la vivienda, los alimentos y el transporte.
Con el ajuste, el salario mínimo por hora pasará a un nivel más alto que el vigente en 2024. Sin embargo, sindicatos y organizaciones laborales advierten que este incremento, aunque positivo, no garantiza que una persona trabajando a tiempo completo pueda cubrir sus necesidades básicas en ciudades como Toronto u Ottawa, donde el costo de vida supera con creces el promedio nacional.
De acuerdo con informes recientes, el llamado “salario digno” en Ontario —es decir, el ingreso necesario para sostener una vida modesta sin caer en la precariedad— se sitúa varios dólares por encima del salario mínimo anunciado. En consecuencia, muchos trabajadores deberán seguir recurriendo a más de un empleo, recortes en gastos esenciales o apoyo gubernamental para llegar a fin de mes.
Los empresarios, por su parte, han manifestado preocupaciones sobre el impacto en pequeñas y medianas empresas, advirtiendo que los costos adicionales podrían trasladarse a los consumidores. Aun así, especialistas en economía laboral señalan que un salario mínimo más alto también tiene efectos positivos: mayor poder adquisitivo, reducción de la rotación de personal y mejoras en la productividad.
El debate sobre la suficiencia del salario mínimo refleja una tensión persistente en Ontario: cómo equilibrar la competitividad económica con la justicia social. Mientras el aumento entra en vigor este otoño, la gran pregunta sigue siendo si el ajuste será un alivio real o apenas un paliativo temporal frente al encarecimiento de la vida cotidiana. ¿será suficiente para vivir?
