La ventilación es clave para ayudar a sofocar el COVID-19, y las escuelas de todo Canadá deberían alejarse del enfoque fragmentado actual del aire interior, dicen los expertos en salud pública e ingeniería.
Las escuelas pueden ser espacios abarrotados y mal ventilados donde la gente pasa gran parte del día en estrecho contacto, factores que pueden convertir el entorno en de alto riesgo y que, según los funcionarios de salud pública, pueden facilitar los brotes a medida que comienza un nuevo año escolar.
Reducción de enfermedades infecciosas en espacios escolares
Pero los expertos señalan dos formas principales de reducir la probabilidad de transmitir enfermedades infecciosas, métodos que se conocen desde hace cientos de años:
- Impulsar la ventilación natural, como abrir ventanas y puertas para introducir más aire exterior y diluir los contaminantes, incluidos los virus, en el interior.
- Incrementar la entrada de aire exterior a través de los sistemas de ventilación de los edificios.
La Dra. Anne Huang, médica de salud pública en Regina, dijo que en el contexto de la pandemia, la investigación sugiere que el virus puede permanecer de minutos a horas en el aire.
Más mantenimiento planeado
La semana pasada, el gobierno de Ontario prometió mejorar la ventilación de las escuelas, comprar purificadores de aire y mejorar las instalaciones de los baños. Hasta ahora, es una de las pocas provincias que menciona los sistemas de ventilación en sus planes de regreso a clases.
Jeffrey Siegel; profesor de ingeniería civil en la Universidad de Toronto que investiga y asesora sobre edificios saludables, ventilación y calidad del aire interior; dijo que ahora es una oportunidad de oro para actualizar sistemas obsoletos.
«Hemos descuidado sistemáticamente nuestros sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado en muchos de nuestros edificios, tal vez especialmente en nuestras escuelas, y ahora, de repente, queremos usarlos para ayudar a protegernos de esta pandemia «, dijo Siegel.
Ambientes mal ventilados son un riesgo
Al igual que Huang, dijo que los científicos no tienen una imagen completa de cuán infeccioso es el virus en el aire.
En ausencia de respuestas, dijo Siegel, los expertos como él confían en lo que se sabe al estudiar el problema: los ambientes mal ventilados y abarrotados son un riesgo definitivo de transmisión.
Para resolver el problema, dijo, los gobiernos y las juntas escolares deben controlar la cantidad de estudiantes en el aula, así como verificar la ventilación y mejorar la calidad del filtro, incluso en espacios como pasillos o baños llenos de gente.
