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Su investigación, descrita en la revista Nature, descubrió que la variante alfa aumentó la producción de una proteína específica que podría ayudarla a suprimir la forma en que las células infectadas atacan al sistema inmunológico.

Para profundizar en cómo funcionaba la variante, los investigadores observaron células cultivadas en laboratorio infectadas por esta variante para monitorear los niveles de proteína y cómo funcionaban las células.

Luego compararon los datos con la forma en que las células respondieron a la infección con la cepa original de COVID-19. La mayor diferencia fue en cómo reaccionó o no lo hizo la respuesta inmune innata del cuerpo. Esta es la primera línea de defensa del cuerpo, que intenta evitar la entrada de patógenos. Los investigadores dicen que alfa interfirió con el ‘llamado de guerra’ que generalmente activa este sistema.

Dentro de las células infectadas con alfa había una gran cantidad de tres proteínas virales que se sabe ayudan al COVID-19 a evitar la respuesta inmunitaria. Uno en particular, llamado Orf9b, logró esto bloqueando una proteína en nuestras células que normalmente activa los genes que le indican a nuestro sistema inmunológico que reaccione.

Los investigadores sustentaron en el estudio que este tipo de mutación podría haber contribuido a mejorar la transmisión de la variante alfa al suprimir más de esa respuesta inmune temprana, lo que pudo haber permitido que la variante se replicara más rápido.

Estos hallazgos muestran que la proteína de pico no es el único factor en el que los investigadores deberían pensar al diseñar tratamientos para ayudar a las personas infectadas con COVID-19.

Dado que el SARS-CoV-2 utiliza proteínas de pico en su superficie para unirse a los receptores en las células de una persona, a menudo se habla más de las mutaciones alrededor de las proteínas de pico que de otros tipos. Con la variante delta, se cree que una proteína de pico más eficiente la ayuda a fusionarse mejor con nuestras células, y todas las vacunas COVID-19 actuales están dirigidas a que nuestras células produzcan respuestas inmunes contra esta proteína de pico.

Aunque cada variante es diferente, muchas comparten mutaciones similares, con delta y ómicron apareciendo como primos de la variante alpha. Estas dos primeras tienen mutaciones similares en las áreas que los investigadores estudiaron de la variante alfa, lo que significa que podrían tener impactos similares en el sistema inmunológico.