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Los primeros años definen la vida

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El desarrollo físico, mental, emocional y social propio de esta etapa es fundamental para el futuro de un ser humano. La nutrición es clave.

Hace unos años, el título de este texto habría sido muy atrevido. Hoy, es una verdad indiscutible. A tal punto que la comprensión de esta etapa de los seres humanos es el faro de la crianza y de las políticas públicas relacionadas con la primera infancia.

El desarrollo humano es el proceso de transformación de las personas, cuyas capacidades progresan según sus necesidades, intereses y derechos. Este proceso inicia desde la niñez, cuando se desarrollan pensamientos, sentimientos e interacciones cada vez más complejas.

El desarrollo de los niños ya no se entiende como antes. Se abandonó la idea de que los bebés progresan en una sucesión estable de etapas; ahora se concibe como un proceso irregular, de avances y retrocesos. No tiene un principio definitivo y, claro, tampoco parece tener una etapa final, siempre podrá continuar.

Lo cierto es que en este periodo se marcan las tendencias de lo que serán la vida y las oportunidades de los seres humanos. La nutrición, la salud, las relaciones sociales, los aprendizajes esenciales del lenguaje y la construcción de la autoestima son las herramientas con las cuales se enfrentarán a los retos de la escolaridad, la ciudadanía y el acceso a la cultura universal.

La alimentación en los primeros mil días de vida

Este periodo va desde la concepción hasta el segundo cumpleaños, tiempo en el que la plasticidad cerebral y las conexiones neuronales están en su máxima actividad, con conquistas tan significativas como el lenguaje. Y la nutrición tiene un impacto fundamental. El crecimiento y la maduración del cerebro son rapidísimos y determinan en gran medida todas las capacidades futuras para conocer, analizar y responder de manera inteligente al mundo circundante. En estos años se definen las oportunidades que ese niño o niña tendrá al llegar a la adultez.

Lo que ocurra en el trato, cuidado y alimentación determinará lo que le pasará el resto de la vida. El adecuado desarrollo del cerebro lo llevará, posteriormente, a tener buenos procesos de aprendizaje en la escuela y a tener excelentes competencias laborales. Esta etapa es importante a la hora de consolidar las bases necesarias para las habilidades cognitivas (verbales, de lectura, escritura y análisis, entre otras) y las socioemocionales (autoestima, autocontrol, perseverancia, trabajo en equipo, etc.); tan necesarias para un mejor desarrollo físico y emocional.

La ciencia ha demostrado que la nutrición en los primeros mil días de vida es fundamental para que el cerebro y el cuerpo puedan desarrollarse y sea posible aprovechar todo su potencial en la adultez. Si hay una mala alimentación en esta etapa de la vida, por no recibir los nutrientes necesarios y adecuados, su futuro en el mundo laboral no será tan favorable. Sus oportunidades se reducirán notablemente debido a las habilidades básicas que no se pudieron desarrollar.

Un cerebro que crece

En la primera infancia se configura y se organiza el funcionamiento cerebral, es decir, la mente, pues es la época en la que se construye la arquitectura cerebral: las formas de expresarse, de pensar, de sentir y de aprender. Según el psiquiatra estadounidense Bruce Perry, el sano desarrollo de los sistemas neuronales, que permiten el óptimo funcionamiento social y emocional, depende de los cuidados atentos de la crianza y de las oportunidades para formar y mantener una diversidad de relaciones con otros niños y adultos durante toda la niñez.

Las experiencias emocionales del niño o la niña con sus cuidadores influyen en su capacidad de pensar el mundo que lo rodea y de pensarse a sí mismo; es decir, determinan la construcción de su propio aparato psíquico, que se irá desarrollando hasta que logren reconocerse como individuos integrados a la sociedad. Por ello se afirma, con razón, que un ser humano que cumplió seis años tiene ya la estructura neurológica para toda la vida, el hardware y el software casi definitivos.

Los hallazgos sobre el desarrollo en los primeros años de la infancia han sido analizados también por economistas como el estadounidense James Heckman, Nobel de economía, cuyas investigaciones muestran que los niños nacen con capacidades similares y que la calidad de la intervención de los padres en la primera infancia es lo que los empieza a diferenciar del resto de la población.

Foto: iStock.

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