Después de un año en el que se presentaron olas de calor mortal, incendios forestales masivos e inundaciones históricas, Ottawa está siendo presionada para para ayudar a los canadienses a prepararse para los efectos de un clima cada vez más volátil y peligroso.
Pocas ciudades canadienses conocen mejor el precio del cambio climático que Kamloops, BC, que experimentó temperaturas superiores a los 40ºC durante casi una semana completa este verano y, poco después, incendios forestales masivos que pusieron a cientos de residentes bajo avisos de evacuación.
Meses después, el alcalde de Kamloops, Ken Christian, reflexionó sobre el año estresante de su ciudad y la falta de preparación e infraestructura que cree agravó el daño causado por el calor y los incendios.
Según un informe de 2019 citado a menudo por el gobierno federal, el clima de Canadá se está calentando dos veces más rápido que el promedio mundial, tres veces más rápido en el Norte.
Se reconoce que el clima rápidamente cambiante, en palabras de un informe gubernamental, está aumentando «la frecuencia, intensidad y duración de eventos extremos como olas de calor, incendios forestales e inundaciones». Se espera que la tendencia continúe durante varias décadas, incluso si las emisiones de deformación climática se reducen a nivel mundial.
Para hacer frente mejor a los efectos del cambio climático, Ottawa planea en 2022 finalizar su Estrategia Nacional de Adaptación, un conjunto general de planes y procedimientos para mejorar la resiliencia climática de Canadá.
El gobierno comenzó a trabajar en el plan en la primavera de 2021 y está programado que publique el informe final en el otoño de 2022.
