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«Argo», el libro de espionaje que inspiró el Óscar a la mejor película

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Fotografía facilitada por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMPAS) que muestra (de izda a dcha) al director estadounidense Ben Affleck, y a los productores estadounidenses Grant Heslov y George Clooney recibiendo el Óscar a la mejor película por «Argo» en la gala de la 85 edición de los Óscar en el Teatro Dolby en Hollywood (Estados Unidos). EFE

«Argo», el relato que inspiró la cinta que ha llevado a Ben Affleck a obtener el Óscar a la mejor película y que ha arrasado en los premios más prestigiosos, es también un éxito en librerías desde hace meses, una novela de espionaje escrita por el propio protagonista, Antonio J. Méndez, junto a Matt Baglio.
Publicada por RBA, «Argo» es el intenso relato, que cuenta una operación secreta real de vida o muerte, para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses en plena crisis de los rehenes de Irán, centrándose en el papel poco conocido que la CIA y Hollywood tuvieron.
Una información que no se desclasificó hasta muchos años después del suceso y que tentó al actor y director californiano Ben Affleck, cuya película ha hecho historia y se ha llevado tres Óscar: mejor película, mejor guión adaptado (para Chris Terrio) y mejor montaje.
La historia comienza el 4 de noviembre de 1979, cuando una riada de iraníes, en gran parte estudiantes, irrumpió con violencia en la embajada estadounidense de Teherán. La decisión de las autoridades estadounidenses de acoger al anterior líder del país, el Sha, considerado prófugo de la justicia por la teocracia encabezada por el ayatolá Jomeini, había sulfurado los ánimos y con este asalto se buscaba exigir su extradición.
Como medida de fuerza, retuvieron a docenas de ciudadanos americanos durante un angustioso cautiverio que se prolongó a lo largo de 444 días. Sin embargo, seis empleados de la embajada consiguieron escapar de las gigantescas y laberínticas instalaciones hasta llegar a los dominios de la embajada canadiense.
Una vez ahí fueron repartidos en diversos domicilios particulares en los que permanecieron escondidos, confiando, como todo el mundo, en una pronta resolución del conflicto, aunque en la cinta los estadounidenses aparecen siempre refugiados en la legación de Canadá.
La prolongación indefinida de la crisis, que tuvo en vilo a la comunidad internacional, hizo entrar en escena al agente de la CIA Antonio Méndez, un excelente dibujante especializado en falsificación de documentos y cambios de identidad por medio de disfraces.
Méndez, que contaba con una larga experiencia en las llamadas «extracciones» de individuos en peligro en puntos calientes del planeta, por lo que se le encomendó la misión de idear un estrategia y un plan de acción para sacar a esos seis compatriotas de su cautiverio y enviarlos sanos y salvos a suelo estadounidense.
Y no se le ocurrió mejor solución que recurrir a profesionales de Hollywood. ¿Por qué no fingir que los secuestrados formaban parte de un equipo que buscaba localizaciones en Irán para el rodaje de una película que mezclara misticismo con ciencia ficción? La idea era tan descabellada que merecía la pena probarla.
La película también se ha sido la ganadora de los Globos de Oro, en los Critics’ Choice, en los BAFTA y en los premios de los sindicatos principales de Hollywood (productores, directores, actores y guionistas). (EFE).-

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