Es una elección sin precedentes en medio de una pandemia. A medida que avanza la cuarta ola, uno solo tiene que mirar a la crisis en Alberta para ver que COVID-19 sigue siendo una amenaza y está lejos de terminar.
Pero cuando se convocó a las elecciones, los liberales federales salieron a trompicones, incapaces de explicar por qué la desencadenaron. Es una pregunta que no han podido responder adecuadamente para justificar el gasto a los votantes cansados de COVID.
Entre los muchos temas, la elección determinará si Canadá avanzará o no en un plan nacional de cuidado infantil y cómo abordará el cambio climático.
En el momento de la disolución, los liberales tenían 155 escaños y los conservadores 119. Las encuestas sugieren que los dos partidos están codo con codo, cada uno necesita 170 escaños para obtener la mayoría, pero no parece que ninguno de los dos alcance ese codiciado objetivo. El veterano encuestador John Wright de Maru Public Opinion no cree que sea posible y dice que «no hay nadie en el panorama actual que vaya a ganar la mayoría».
En última instancia, la victoria dependerá de qué partido pueda votar el día de las elecciones. Eso es un hecho en cualquier elección, pero la pandemia agrega un nuevo giro. ¿Querrán los votantes hacer cola en una pandemia?
