Canadá y varios países europeos impusieron restricciones en las últimas semanas sobre el uso de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca después de descubrir la probabilidad de coágulos sanguíneos graves como efecto secundario. Desde entonces, muchas agencias de salud pública han sostenido que los riesgos son extremadamente bajos y que los países deberían continuar con su implementación.
June Raine, directora del regulador de la salud del Reino Unido, dijo el martes que «las personas deben continuar recibiendo su vacuna cuando se les invite a hacerlo». El regulador del Reino Unido señaló que de los 18,1 millones de inyecciones de AstraZeneca administradas hasta el 24 de marzo, se habían informado 30 coágulos cerebrales raros y siete de esos pacientes habían muerto.
La Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea de Medicamentos (la contraparte europea de Health Canada) también han dicho que los beneficios de tomar la vacuna superan los riesgos.
“Parece que el riesgo de coágulos de sangre está relacionado con la edad, posiblemente, pero los datos son más débiles sobre esto, relacionado con el sexo”, dijo. Países como Canadá, Francia, Alemania y los Países Bajos han detenido el uso de la vacuna entre los jóvenes.
“Cuanto mayor es uno, menor es el riesgo y también mayor es el riesgo de COVID, por lo que la ecuación riesgo-beneficio realmente apunta mucho hacia la vacunación”, afirmó Ferguson.
Si el argumento a favor de sufrir un derrame cerebral porque sirve para el bien común no inspira exactamente la confianza en tomar la vacuna, vale la pena señalar que las probabilidades de tener coágulos cerebrales en la vida cotidiana son mucho mayores.
La probabilidad de tener un coágulo de sangre con AstraZeneca es de una en 100.000 a una en un millón, según hallazgos recientes. Fumar, el estrés laboral y visitar al quiropráctico conllevan un riesgo mucho mayor.
