Guatemala, 3 oct (EFE).- México enviará a Guatemala un avión con rescatistas para ayudar en las labores de búsqueda de los más de 350 desaparecidos por un deslizamiento de tierra que arrasó un asentamiento cercano a la capital y que provocó al menos 59 muertos.
El Ministerio de Exteriores de Guatemala informó en una declaración pública divulgada a los medios de comunicación este sábado de que el contingente llegará al Comando Aéreo Central (la Antigua Fuerza Aérea) sobre las 19.30 hora local (01.30 GMT del domingo).
Esta es la primera ayuda internacional que recibe el país centroamericano desde que el jueves por la noche se produjera un deslizamiento de tierra en El Cambray II, del municipio de Santa Catarina Pinula, a escasos 20 kilómetros de la capital.
Hasta el momento, las autoridades de socorro habían dicho que el país tiene capacidades «suficientes» para enfrentar esta situación.
Esta tragedia, que también ha dejado 26 heridos, 170 albergados y unos 2.500 evacuados, se produjo debido a las copiosas lluvias acaecidas durante los últimos días, según indicó la estatal Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
Mañana por la noche se cumplirán las 72 horas de búsqueda establecidas en el protocolo internacional, y aunque la decisión de continuar depende de todas las instituciones implicadas, fuentes de la Conred dijeron a Efe que lo más probable es que se continúe.
La institución estatal, que declaró ayer viernes alerta naranja a nivel nacional y roja a nivel municipal, continúa intentando desalojar de sus viviendas a la población aledaña que pudiera estar en peligro por nuevos deslizamientos, ya que además para esta tarde se pronostican más lluvias.
Fuentes de la Conred han explicado a Efe que asentamientos como El Cambray II son producto de «invasiones» de terrenos por parte de familias que migran a las periferias de la ciudad y construyen sin tomar en cuenta parámetros de prevención de riesgos.
De acuerdo con la institución, solo en el área metropolitana hay 232 asentamientos considerados «de riesgo», al estar ubicados en laderas o barrancos, y se calcula que en ellos viven unas 300.000 personas.
