A sus 94 años, enfermo pero todavía moviéndose, Carlos Rodríguez anhela poder visitar a la única familia que le queda en el país de Cuba, dejarle unos dólares, y despedirse definitivamente de ellos.
Pero Rodriguez, el anciano residente del este de Vancouver, no ha podido pagar el viaje a su natal Cuba porque su banco ha restringido su acceso a lo que le queda de medio millón en ganancias de lotería.
La sucursal de Scotiabank en Commercial y Broadway, consideran que Rodriguez puede ser mentalmente incompetente a pesar de que los documentos legales y médicos declaren lo contrario.
“Esta ha sido una batalla cuesta arriba contra esta poderosa institución financiera, y hasta la fecha el señor Rodríguez no tiene acceso a su dinero para cubrir sus necesidades básicas”, dijo su abogado Andrés Abogado.
Agregó que «no se puede suponer que alguien es incapaz porque no habla inglés o porque parece mayor».
En junio, Abogado presentó una denuncia contra el banco ante la Comisión Canadiense de Derechos Humanos en Ottawa por discriminar a Rodríguez por su edad y país de origen.
Abogado, quien es el abogado local del Consulado de México, dijo que la comisión está llevando a cabo una investigación pero que también busca una audiencia acelerada para obtener una orden de la Corte Suprema de BC para obligar al banco a entregar el dinero.
Rodríguez llegó de Cuba a Canadá hace más de medio siglo como carpintero de 32 años.
Nunca se casó, no tuvo hijos; estuvo soltero toda la vida, hasta ahora, se rió. El anciano no tiene familia en Canadá.
Rodríguez vivía de forma sencilla, socializado dentro de una pequeña comunidad latinoamericana y, aunque se convirtió en ciudadano, nunca aprendió inglés.
El evento más grande de su vida ocurrió en 2017 cuando ganó $500,000.
“Fue una gran sorpresa”, dijo a través de Abogado.
Rodríguez dijo que era una gran cantidad de dinero y de repente se encontró con nuevos amigos, teniendo que lidiar con el banco y tomar decisiones financieras para las que no estaba preparado.
“Trajo muchos desafíos a mi vida”, dijo. «Mucha gente que no hablaba conmigo antes, empezó a hablarme después».
Una mujer, en particular, se hizo amiga de Rodríguez, dijo Abogado, y ella lo persuadió para que le diera un poder y se convirtió en su intermediaria con el banco.
Preocupado por su dinero
Pero en febrero de 2019, Rodríguez se acercó a José Yuman, un amigo de 27 años, y le dijo que estaba siendo abusado y que necesitaba ayuda.
“Entrevisté al Sr. Rodríguez solo para asegurarme de que tuviera capacidad mental y que no hubiera ninguna influencia indebida”, dijo. «Yo estaba satisfecho.»
Abogado canceló el poder que tenía la mujer, lo reemplazó con uno a nombre de Yuman e intentó que Rodríguez tuviera acceso a su dinero.
“Le entregamos al banco un certificado médico que indica que estaba en su sano juicio… hecho por un psicólogo certificado que habla español con fluidez, y aún así el banco se niega a darle acceso a su cuenta”, sostuvo el abogado.
“El banco no hizo ningún esfuerzo por entrevistarlo en ningún momento… el banco dijo: ‘No, no vamos a hablar contigo, no te vamos a entrevistar, vamos a contratar abogados, vamos a congelar su cuenta y lo vamos a obligar a ir a la corte para presentar una orden judicial que diga que el poder es válido'».
En una carta del 29 de julio de 2019, el abogado del banco, Scott Kerwin, le dijo a Abogado que el informe de capacidad médica “contenía evidentes inconsistencias que requerían explicación. En repetidas ocasiones se negó a proporcionar más pruebas para ayudar a su cliente a disipar estas preguntas. Su respuesta a estas solicitudes solo ha amplificado las preocupaciones sobre la administración de la cuenta».
Desde entonces, las dos partes han estado estancadas, y el banco acordó proporcionar fondos de la cuenta solo con comprobantes y recibos de los gastos de Rodríguez.
Hasta el momento en la cuenta le quedan a Rodriguez alrededor de $350,000, dijo Abogado.
«Nos tomamos muy en serio las preocupaciones de nuestros clientes»
Abogado insistió en que existen serios problemas de discriminación en la forma en que Scotiabank ha manejado la situación.
Dijo que debido al COVID-19 y la acumulación que ha generado en los tribunales, no está seguro de cuándo podría obtener una resolución.
“No tenían ningún argumento legal y moral para creer que el señor Rodríguez era mentalmente incapaz. No tenían pruebas. Basaron su desconfianza en creencias subjetivas e impresiones de cómo se ve el Sr. Rodríguez y el hecho de que no habla inglés. Mantuvieron su dinero como rehén bajo esa excusa. Es realmente lamentable que el banco esté dispuesto a aceptar el dinero de personas que no hablan inglés, pero cuando quieren usar el dinero y sacarlo ponen barreras ”.
