El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que pronto firmará un decreto para liberar a miles de presos federales bajo ciertas condiciones.
¿Qué presos serán liberados según la orden?
La orden se aplicaría a los presos federales que fueron víctimas de tortura. Estas personas serían liberadas antes del 15 de septiembre.
«No queremos tortura, nadie merece ser torturado, nadie», aseguró López Obrador sobre la medida. «No podemos continuar con estas prácticas medievales, completamente contrarias a los derechos humanos más básicos».
El decreto también liberaría a los presos de 75 años o más que no hayan cometido delitos graves, así como a los presos mayores de 65 años con enfermedades crónicas que no hayan cometido delitos graves.
Por último, pero no menos importante, la orden liberará a los presos de larga duración que aún no hayan sido condenados por delitos no graves. Los presos no condenados que hayan estado tras las rejas durante más de 10 años serán liberados como parte del decreto.
“Es importante tomar en cuenta que hay muchos detenidos, presos que no tienen sentencia, y que no es solo jurisdicción federal, también es jurisdicción común”, indicó el mandatario mexicano.
La ministra del Interior, Olga Sánchez Cordero, sostuvo que hay alrededor de 12.358 presos federales que aún no han sido sentenciados.
El pedido se firmará la próxima semana.
López Obrador adopta un enfoque diferente sobre la tortura y la política de drogas
El gobierno mexicano de López Obrador se ha comprometido a erradicar la tortura de prisioneros, luego de duras críticas de la ONU y organizaciones de derechos humanos.
Grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han descrito la tortura sistémica en las cárceles mexicanas para obtener confesiones de presuntos delincuentes.
Según los informes, se han utilizado con los presos palizas, abusos sexuales y psicológicos y otros métodos. Las técnicas han sido utilizadas por el gobierno en su guerra contra las drogas.
López Obrador, quien asumió el cargo en diciembre de 2018, ha implementado una justicia penal y una política de drogas más suave que sus predecesores, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.
En lugar de una dura represión, López Obrador prefiere una política conocida como «abrazos, no disparos», que tiene como objetivo abordar las causas fundamentales de la violencia del narcotráfico, como la pobreza.
López Obrador también ha planteado la controvertida idea de otorgar amnistía a los narcotraficantes.
