Según el estudio, el 67% de las personas que experimentaron la terapia de conversión explican que lo hicieron en un entorno religioso o basado en la fe, mientras que el 20% pasaron por la práctica con un proveedor de atención médica autorizado.

«Para ajustar las políticas que pueden prevenir las prácticas de la terapia de conversión, necesitamos comprender cuántas personas se ven afectadas y quiénes son», aseveró Travis Salway, profesor asistente de la Universidad Simon Fraser e investigador principal del estudio, en un declaración.

“La terapia de conversión se refiere a prácticas que niegan o devalúan las orientaciones sexuales e identidades de género LGBT2Q. Están asociados con un daño psicológico significativo y, por lo tanto, han sido desacreditados por múltiples organismos profesionales médicos y psicológicos y prohibidos en muchas jurisdicciones», añadió.

Según la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la terapia de conversión es “un término general que se utiliza para describir intervenciones de una naturaleza amplia, todas las cuales tienen en común la creencia de que la orientación sexual o la identidad de género de una persona puede y debe ser cambiada.»

Los hallazgos se producen mientras la Cámara de los Comunes espera tener su voto final sobre el proyecto de ley C-6, una ley que prohibiría las prácticas de terapia de conversión en Canadá.

Los investigadores encontraron que las prácticas de la terapia de conversión eran más comunes entre las personas transgénero y no binarias, los inmigrantes, las minorías raciales y étnicas, así como entre los jóvenes de 15 a 19 años.

“Prohibir la terapia de conversión es un primer paso importante para la prevención porque envía el mensaje inequívoco de que la terapia de conversión es dañina para las personas LGBTQ2”, confesó Michael Kwag, director de intercambio de conocimientos y desarrollo de políticas de CBRC en un comunicado.

Más allá de prohibir las prácticas de terapia de conversión en Canadá, CBRC también recomienda que el gobierno federal invierta en estrategias y servicios educativos que afirmen el valor y la identidad de las personas LGBTQ2S+.

El centro también está pidiendo reformas institucionales en el cuidado de la salud y entornos basados ​​en la fe, así como apoyo para aquellos que han soportado la terapia de conversión.

“Con base en esta encuesta, estimamos que más de 50.000 canadienses han experimentado estas prácticas”, manifestó el centro.