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Indignación por la negativa de Canadá a investigar la desaparición de indígenas

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En la imagen, el primer ministro canadiense, Stephen Harper. EFE/Archivo
En la imagen, el primer ministro canadiense, Stephen Harper. EFE/Archivo

 

La negativa del primer ministro canadiense, Stephen Harper, a crear una comisión que investigue la desaparición de cerca de 1.200 mujeres y niñas indígenas en Canadá durante los pasados 30 años ha sido recibida también hoy con acusaciones de discriminación por líderes indígenas y políticos.
Ayer y de nuevo hoy, organizaciones indígenas, entre ellas el movimiento «Se acabó el no hacer nada», convocaron protestas en varias ciudades canadienses en contra de la decisión del Gobierno canadiense de no crear una comisión investigadora.
Tras años de presión por organizaciones indígenas, la Policía Montada de Canadá finalmente ha contabilizado el número de mujeres y niñas indígenas desaparecidas en Canadá durante las últimas décadas, y ha establecido que 1.026 han sido asesinadas y otras 160 están desaparecidas.
La cifra fue revelada la semana pasada por el director de la Policía Montada canadiense, Bob Paulson, después de que la Televisión de los Pueblos Aborígenes de Canadá filtrase que el informe policial sobre indígenas desaparecidas estaba siendo mantenido en secreto.
Grupos indígenas habían solicitado desde hace años que la Policía canadiense contabilizase el número de mujeres desaparecidas, pero las autoridades del país se habían negado a hacerlo hasta ahora alegando que no registran información racial en sus investigaciones.
Las cerca de 1.200 mujeres indígenas desaparecidas es casi el doble de lo que las propias organizaciones indígenas, como el Consejo Nacional de Mujeres Indígenas (NWAC) había estimado inicialmente y multiplica la gravedad del problema a la vista de muchos.
Incluso, el máximo responsable policial de Canadá expresó su sorpresa por lo elevado de la cifra.
«Si, fue una sorpresa», reconoció Paulson cuando los periodistas le cuestionaron por su impresión sobre la elevada tasa de asesinatos y desapariciones entre las mujeres indígenas.
«Lo que podemos decir es que hay una representación en exceso dentro de la comunidad aborigen de mujeres desaparecidas y asesinadas. Alrededor de un 4 % de las mujeres en Canadá son aborígenes. Creo que el 16 % de las mujeres asesinadas y el 12 % de las desaparecidas (en Canadá) son aborígenes» añadió Paulson.
Thomas Mulcair, líder del principal partido de la oposición, el socialdemócrata Nuevo Partido Democrático (NPD), comparó la respuesta oficial a la desaparición de más de 1.000 personas entre una población de 1 millón de indígenas con lo que sucedería en una situación similar que afectase a otros grupos de canadienses.
«El área de Ottawa tiene alrededor de 1 millón de habitantes. Imagínese si 1.000 mujeres hubiesen sido asesinadas en Ottawa, ¿se cree que tendríamos que suplicar la creación de una comisión de investigación?», preguntó Mulcair a Harper en el Parlamento tras publicarse la cifra.
Pero a pesar de las peticiones de grupos indígenas, los partidos de la oposición y las familias de las mujeres asesinadas y desaparecidas, el conservador Harper mantiene su negativa a crear una comisión que investigue las causas, y ofrezca soluciones, a la elevada tasa de asesinatos y desapariciones de mujeres indígenas.
«Se han hecho algo así como 40 estudios en los últimos años. Ahora es el momento de actuar y no de seguir estudiando el asunto», declaró el primer ministro canadiense para justificar su decisión.
El problema para las familias de las desaparecidas es que el Gobierno Harper no parece demasiado interesado en actuar y que algunos de los informes preparados han sido maquillados para ocultar la magnitud del problema.
El último caso se produjo en marzo cuando un comité especial del Parlamento canadiense estudió la violencia contra las mujeres indígenas.
La Biblioteca del Parlamento de Canadá, el organismo que proporciona información e investigación para los parlamentarios canadienses, remitió a petición de los diputados un análisis de la problemática que incluía la recomendación de la creación de una comisión real de investigación.
«Que el Gobierno federal establezca una comisión de investigación pública para analizar la violencia contra mujeres y niñas aborígenes, en particular aquellas que han desaparecido o han sido asesinadas», dijo la Biblioteca del Parlamento.
Pero en el informe final, la mayoría conservadora del comité eliminó específicamente esa recomendación. Los conservadores no sólo no incluyeron la cifra de casi 1.200 mujeres y niñas desaparecidas en el informe, también prefirieron incluir la estimación de algo más de 500 de la Asociación de Mujeres Indígenas de Canadá (NWAC, en inglés).
Ello a pesar que la propia NWAC había advertido que la cifra era la mínima estimable dado que la Policía canadiense no les había proporcionado números más fiables.
NWAC también ha advertido que la desaparición y asesinato de mujeres indígenas en Canadá es un ciclo que parece sin fin ante la inactividad del Gobierno federal y otras autoridades.
En el informe parlamentario «Mujeres invisibles», la organización indígena señala que cuando «una madre desaparece, años después su hija también desaparece. En algunas líneas familiares, varios individuos han desaparecido. Estos casos también impactan sobre los muchos niños que ahora viven sin una madre».

Julio César Rivas/Toronto (Canadá), 4 may (EFE).-

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