
Correos de Canadá enfrenta una de las mayores crisis de su historia tras el inicio de una huelga nacional convocada por el Sindicato Canadiense de Trabajadores Postales (CUPW).
La decisión fue anunciada el jueves, en respuesta a las reformas exigidas por el gobierno federal, que busca transformar de raíz a la corporación estatal para garantizar su viabilidad financiera y modernizar sus operaciones.
“En respuesta al ataque del Gobierno contra nuestro servicio postal y nuestros trabajadores, con efecto inmediato, todos los miembros del CUPW en Canada Post están en huelga a nivel nacional”, declaró el sindicato en un comunicado.
El paro laboral implica la suspensión de la mayoría de las operaciones postales, lo que se traducirá en demoras generalizadas en la entrega de correo y paquetes. La compañía, por su parte, expresó su “decepción” frente a la decisión sindical y advirtió que esta medida profundizará aún más su frágil situación económica.
La huelga estalló pocas horas después de que el ministro de Obras Públicas, Joël Lightbound, anunciara un paquete de cambios “inminentes y estructurales” para Canada Post. Según el gobierno, la empresa se encuentra “prácticamente insolvente” tras años de pérdidas millonarias y rescates financieros que no ofrecen una salida sostenible.
“El modelo actual es insostenible. Se requiere una transformación para asegurar la supervivencia de Correos de Canadá y proteger los servicios de los que dependen millones de ciudadanos”, subrayó Lightbound.
Entre las medidas planteadas se incluye la conversión de las entregas puerta a puerta hacia buzones comunitarios, una propuesta que ha generado preocupación por posibles recortes de personal y afectación a comunidades vulnerables.
El sindicato sostiene que el plan carece de claridad y pone en riesgo miles de empleos, además de alterar estándares históricos de entrega. CUPW señaló que la dirección de Canada Post tiene plazo hasta la próxima semana para presentar nuevas ofertas globales de negociación.
La crisis ocurre en un contexto de declive en el volumen de correo tradicional, competencia creciente con empresas privadas de mensajería y la presión del gobierno por reducir el gasto público. Mientras tanto, millones de canadienses se enfrentan a un inminente colapso en la distribución postal, en un servicio considerado esencial para gran parte del país.