José Luis Peixoto, uno de los autores contemporáneos más reconocidos de Portugal, cree que el realismo en la literatura va más allá de una «fotografía» y debe reflejar lo subjetivo que hay en la realidad, algo que hace en «Galveias», una novela en la que describe el universo rural de su pueblo natal.
«Galveias», editada en castellano por Random House, es el título de la novela y el nombre del pueblo en el que nació en 1974 este escritor, una población situada en el interior de Portugal, en el norte del Alentejo.
Aunque en otras de sus novelas tenía a su pueblo como referencia, nunca lo había nombrado y el hecho de llevarlo al título tenía «la intención de llamar la atención sobre ese mundo y esa realidad rural, porque los pueblos del interior necesitan que se hable de ellos y no los olvidemos», indicó el autor en una entrevista con Efe.
Aunque quería también ser un homenaje, el autor ha querido evitar que este reconocimiento «distorsionase» a los personajes, que aparecen con sus defectos y virtudes, con todas las facetas que tiene cualquier persona y que en algunos casos son «muy deplorables».
El autor reconoce que era muy difícil no rescatar algunas de esas historias conocidas desde hace años «y que forman parte del patrimonio de narrativa compartida de una pequeña población».
Los hermanos Cordato, que llevan 50 años sin hablarse; la brasileña Isabella, que compagina la venta de pan con la dirección de un burdel; el cartero, el tonto del pueblo y otros muchos personajes son protagonistas de este libro que da comienzo una noche de enero de 1984, cuando una serie de explosiones y movimientos de tierra zarandean Galveias.
Un objeto procedente del espacio que desprende un gran calor pero sobre todo un persistente olor a azufre, al que seguirán días de lluvia, trastoca la vida de los vecinos y sirve de punto de partida para conocer a todos ellos, tanto en su dimensión publica como en sus facetas más privadas.
«En esta novela todo tiene nombre, a excepción de ese objeto», cuya presencia «se siente en toda la novela pero no llega a ser completamente clara. Y el hecho de no poner nombre a esa presencia perturbadora hace que solo sea emoción, sensación, que es lo que tiene que ver con el miedo», dice.
El portugués, cuyas obras han sido traducidas a una veintena de idiomas, considera muy importante la publicación de «Galveias» en castellano, ya que el pueblo del Alentejo está próximo a Extremadura, «donde hay una realidad similar en la vida de los pequeños pueblos».
«Tenemos experiencias y realidades comparables. Cuando se pone la lupa, hay diferencias siempre, incluso las hay entre Galveias norte y sur, pero en realidad son más las cosas que compartimos que las que nos diferencian», indica Peixoto.
Decidió situar su novela en 1984, porque ya habían transcurrido diez años del fin de la dictadura, un plazo razonable para que se diera la normalidad y estabilidad que el autor quería para sus personajes, que también estaban lejos de la entrada de Portugal en la Unión Europea, algo que del mismo modo ha transformado la vida en el país.
«Treinta años después de entrar en la UE, esta novela también aparece como una reflexión sobre ese cambio», dice el autor, que reivindica la identidad rural.
«En el siglo XIX se valoraba el carácter cosmopolita y se huía de lo provinciano, pero hoy, cuando podemos comprar en el supermercado fruta de cualquier país y con un móvil podemos acceder a los sitios más distantes, valorar lo cercano es una cualidad», asegura.
Carmen Naranjo
Madrid, 7 nov (EFE).-
