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EN OCASIONES, SON LAS PROPIAS PALABRAS LAS QUE SE DEVUELVEN PARA COBRARLE CUENTAS AL QUE SE SINTIÓ EXIMIDO DE TODA CULPA

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El presidente de los colombianos Juan Manuel Santos

“El problema de fondo, el que realmente afecta su capacidad para gobernar, es que perdió la credibilidad. Cualquier cosa importante que proponga el gobierno, así lo haga con las mejores intenciones, será interpretada como una nueva cortina de humo u otro burdo intento de comprar apoyo político”Columna de Juan Manuel Santos en la época del escándalo que afectó a Ernesto Samper durante el proceso 8.000

En junio 19 de 2016 las autoridades policiales de Brasil detuvieron a Marcelo Odebrecht, presidente de la constructora más grande de toda América Latina, acusado de corrupción, tras confirmarse su vinculación con el escándalo de Petrobras que puso a temblar, entre otros, al gobierno de Dilma Rousseff. Pero la detención de Odebrecht era apenas el principio de lo que se ha convertido en uno de los escándalos de “mordidas” más grande de la historia Latinoamericana. Uno que ha salpicado a varias Naciones del continente, entre ellas Venezuela, Panamá, Perú y Colombia. Varias obras públicas y de infraestructura de gran complejidad y magnitud en Suramérica se han visto paralizadas. Una condena a Odebrecht puede resultar en un multimillonario caso internacional con innumerables tentáculos.

Y uno de los principales afectados será sin duda alguna el presidente Juan Manuel Santos. El ya desfalleciente capital político del presidente lo convierte en fácil presa del voraz e incansable EX – presidente, el dichoso señor Uribe, a quien tánto le han dolido el Nobel de la Paz y el proceso que condujo a Santos a recibirlo.

La admisión de Odebrecht de haber pagado cerca de 800 millones de dólares en mordidas en una docena de países de América Latina pone en aprietos al caballero Don Juan Manuel. Si bien el PRE ha admitido que los fondos Odebrecht pueden haber ingresado a su primera campaña, posible delito que por haber prescrito ya no es imputable a nadie, las referencias al posible ingreso de fondos en la campaña de 2014, por lo cual aún habría merito judicial para iniciar una investigación, han sido tajantemente rechazadas por el ilustre Nobel de la Paz.

El escándalo de la constructora brasilera surgió una vez se pudo establecer que esa firma habría sobornado a funcionarios colombianos en sumas superiores a los 4.6 millones de Dólares Americanos a cambio de contratos de infraestructura en el país, incluyendo la inmensa tarea de dragado del Rio Magdalena para devolverle su navegabilidad.

El vice-PRE, Don German Vargas Lleras ha dicho terminantemente que en caso de que hubiese una condena internacional por el delito de soborno, quedarían automáticamente inhabilitadas las contrataciones y -por consiguiente- la realización de obras de Odebrecht durante por lo menos 20 años.

El problema de fondo con Odebrecht, entonces, es que -al igual que el 8.000 para Samper- éste le resta toda credibilidad al primer mandatario. Cualquier iniciativa importante del gobierno, como alguna vez lo dijo el mismísimo Juan Manuel, será interpretada por todos los medios posibles y por aquellos al alcance de Alvaro Uribe, como un vulgar intento del ya no tan santo señor Santos por comprar un muy necesario apoyo político

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