El presidente de México Andrés Manuel López Obrador, pidió el viernes a los ciudadanos que no apoyen a los cárteles de la droga ni se opongan a la instalación de cuarteles de la Guardia Nacional, luego de que aparecieran varios videos que mostraban a los residentes vitoreando a los convoyes de sicarios de los cárteles.
En las últimas semanas se han publicado varios videos en las redes sociales de pueblos del sur de Chiapas, que muestran a agricultores alineados en las carreteras cerca de la frontera con Guatemala y vitoreando a los convoyes de pistoleros del Cartel de Sinaloa.
Los carteles de Sinaloa y Jalisco están librando batallas territoriales en la región para controlar el contrabando de drogas y migrantes, y los ingresos provenientes de la extorsión.
“Quiero hacer un llamado a la gente a no apoyar a las pandillas”, dijo el viernes el presidente Andrés Manuel López Obrador, señalando que entendía que las pandillas pueden estar presionando a civiles para que aparezcan en esos videos “por miedo” a represalias.
López Obrador reconoció que los cárteles han realizado un esfuerzo de relaciones públicas.
“Van a grabar videos y publicarlos en las redes sociales, también tienen operaciones de propaganda”, dijo el presidente. “Le dicen a la gente ‘hagan fila en la carretera’, y si la gente no hace fila, podrían sufrir represalias”.
Pero López Obrador también acusó a cualquiera que se oponga a la construcción de cuarteles de la Guardia Nacional en sus comunidades de ayudar a los cárteles.
“Si no quieren que la Guardia esté ahí, están protegiendo a los delincuentes”, afirmó.
De hecho, los residentes de varios municipios de México se han opuesto a la construcción de cuarteles por diversas razones, incluido el hecho de que estarían en terrenos ambientalmente sensibles o culturalmente significativos, o porque no sienten que la presencia de los guardias ayude.
López Obrador ha enviado más tropas y guardias a Chiapas en los últimos meses a medida que la violencia ha empeorado.
A pesar de eso, cientos de residentes locales que viven alrededor del embalse de la presa Angostura en Chiapas tomaron la desesperada medida esta semana de huir en botes a través del lago, luego de que pistoleros del cartel se involucraran en tiroteos cerca de sus hogares.
“Hubo disparos que duraron más de media hora, las balas alcanzaron nuestras casas y los vehículos fueron incendiados”, dijo Mauricio Gómez.
Gómez y 20 de sus familiares se han refugiado en la cercana ciudad de Comitán. “Nos dijeron que no podíamos regresar”, dijo sobre los sicarios del cartel.
Pero no está claro si Gómez y sus familiares pueden continuar en Comitán. Se alojan con otras seis familias en una casa que les prestó un residente local.
López Obrador ha hecho de la Guardia Nacional casi militar la pieza central de la aplicación de la ley en México, aunque los críticos dicen que su expansión se ha producido a expensas de la policía civil, que en muchos casos está mejor preparada para investigar y prevenir delitos.
No hay duda de que ha habido incidentes, especialmente en el estado occidental de Michoacán, en los que los cárteles de la droga han obligado a los residentes locales a manifestarse contra el ejército y la Guardia Nacional, e incluso atacar o enfrentarse a las fuerzas federales.
Pero los habitantes de muchas partes de México han quedado bajo el completo dominio de los cárteles durante años, obligándolos a una forma de coexistencia con las pandillas.
En el estado de Guerrero, en la costa sur del Pacífico, los residentes han sido sometidos a la extorsión y la violencia de los cárteles de la droga durante aproximadamente dos décadas. El viernes, las autoridades encontraron cuatro cadáveres tirados en una carretera cerca de la capital del estado, Chilpancingo, y otros tres hombres fueron asesinados a tiros en un bar.
Los asesinatos estaban bajo investigación y no estaba claro de inmediato si las muertes estaban relacionadas con las batallas territoriales en curso entre bandas de narcotraficantes en Chilpancingo. El alcalde de la ciudad fue visto en un video publicado en las redes sociales a principios de este año sentado en un restaurante charlando tranquilamente con los líderes de una de las pandillas.
