El padre de Aaron Driver, el simpatizante del Estado Islámico que murió la semana pasada en un enfrentamiento con la Policía canadiense, afirmó que su hijo murió a consecuencia de un disparo y no de las heridas causadas por el explosivo que detonó.
En declaraciones aparecidas hoy en medios de comunicación canadienses, Wayne Driver señaló que su hijo murió a consecuencia de una bala disparada por los agentes de la unidad antiterrorista desplegados tras recibir información sobre un inminente atentado.
Aaron Driver, de 24 años de edad, murió el pasado miércoles cuando se disponía a perpetrar un atentado suicida contra el transporte público de una localidad canadiense.
La Policía canadiense acudió al domicilio de Driver en la localidad de Strathroy, a unos 225 kilómetros al oeste de Toronto, tras recibir información de la policía federal estadounidense (FBI) sobre un inminente atentado.
El FBI también proporcionó un video en el que una persona no identificaba amenazaba a Canadá y apuntaba a la realización de un atentado.
La Policía canadiense identificó al individuo como Aaron Driver, un conocido simpatizante del Estado Islámico que desde 2014 estaba bajo vigilancia de los servicios secretos del país.
Cuando la unidad antiterrorista de la Policía Montada de Canadá llegó al domicilio de Driver, este se acababa de montar en un taxi.
Durante el enfrentamiento con la Policía, Driver detonó un artefacto explosivo y se disponía a activar un segundo cuando los agentes dispararon contra el taxi.
La Policía canadiense indicó la semana pasada que todavía no sabía si Driver murió a consecuencia de las heridas causadas por la explosión o los disparos de los agentes.
Wayne Driver afirmó que «fue la bala de un agente de Policía lo que lo mató. La bomba que explotó le pudo causar heridas leves o graves».
El padre del simpatizante del EI, un militar retirado que está preparándose para oficiarse como pastor cristiano, añadió que no culpa a la Policía de la muerte de su hijo.
«Hicieron lo que tenían que hacer», concluyó.
