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El continuo conflicto con sus indígenas de un Canadá en crecimiento

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El continuo conflicto con sus indígenas de un Canadá en crecimiento
Fotografía del 13 de noviembre sonde se muestra un autobús escolar puesto por grupos indígenas sobre una zanja en la principal carretera de acceso a la reserva Six Nations of the Grand River, a unos 95 kilómetros al suroeste de Toronto, Canadá.

Desde hace cuatro meses, indígenas canadienses bloquean carreteras y vías férreas en Caledonia, al suroeste de Toronto, en protesta por la construcción de urbanizaciones masivas en las inmediaciones de su reserva, un conflicto que se reproduce en todo el país y que escenifica los problemas que Canadá tiene con su población aborigen.

El acceso a la reserva Six Nations of the Grand River, situada en los alrededores de la localidad de Caledonia, a unos 95 kilómetros al suroeste de Toronto, está bloqueado desde hace 120 días: en la entrada principal, un autobús escolar repleto de pintadas contra la Policía Provincial de Ontario (OPP) obstruye la carretera.

A un centenar de metros, agentes de la OPP han colocado su propia barricada y vigilan constantemente lo que sucede en el lado indígena. En el resto de carreteras alrededor de la reserva, la situación es similar, grupos indígenas han utilizado excavadoras para levantar el asfalto e impedir la circulación de vehículos.

En los últimos días, la situación es de una calma tensa, tras jornadas en que la intervención de agentes de la OPP, que utilizó balas de goma y arrestó a indígenas seis naciones (Six Nations) en las barricadas, provocó graves escenas de violencia.

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Presión demográfica

Al pie de la principal barricada, Skyler Williams, un seis naciones que hace de portavoz del grupo, explica que la comunidad está protestando por el inicio de la construcción de una urbanización con 1.400 viviendas unifamiliares en las inmediaciones de su reserva y que las barricadas están ahí para defenderse de la OPP.

«Ahora mismo hay barricadas en todas las carreteras alrededor de nuestra reserva porque la OPP sigue entrando, dispara balas de goma, utiliza pistolas táser y expulsa a nuestra gente de nuestras tierras», asegura Williams.

El portavoz indígena, bajo la atenta mirada de los agentes de OPP al otro lado de la barricada, detalla que «todas las comunidades del país han crecido de forma exponencial en los pasados 100 años. Las únicas comunidades que de forma continua han empequeñecido son las reservas, a pesar de la explosión demográfica».

«No nos dejan nada. Estamos diciendo no al desarrollo urbanístico de nuestras tierras», asegura.

Tras cuatro meses de bloqueo y conflicto, el fin no se ve cercano. Los indígenas quieren negociar con los Gobiernos federal y provincial, pero hasta el momento las autoridades canadienses no han abierto una sola línea de diálogo con los seis naciones.

«Para levantar el bloqueo, tiene que darse una relación de nación a nación y empezar el diálogo. Que la OPP se retire y deje esta situación en manos de los negociadores de los Gobiernos federal y provincial», señala Williams.

Desde hace más de una década, Caledonia, como muchas otras pequeñas localidades de alrededor de Toronto, el motor económico de Canadá, ha experimentado un rápido crecimiento espoleado por la escasez de la vivienda y el aumento de los precios en esa gran urbe.

El pequeño centro histórico de Caledonia está ahora rodeado de decenas de urbanizaciones masivas con enormes viviendas unifamiliares típicas de Estados Unidos, con dos o más vehículos aparcados frente al garaje. Urbanizaciones edificadas sobre terrenos que hasta hace poco eran granjas.

El problema en Caledonia es que en los últimos años estas urbanizaciones cada vez están más cerca de la reserva Six Nations of the Grand River, la mayor de Canadá y en la que viven cerca de 30.000 personas.

Mientras que Caledonia sigue expandiéndose, la reserva no hace más que perder territorio: Su superficie es ahora sólo un 5 % del tamaño original que se les otorgó a los seis naciones en 1784.

Desencanto con Justin Trudeau

El conflicto de Caledonia no es nuevo. La localidad fue también escenario en 2006 de violentas protestas contra la construcción de viviendas. Y el conflicto tampoco se reduce al sur de Ontario.

En la costa del Atlántico, en las últimas semanas se han producido enfrentamientos entre los indígenas mi’kmaq y pescadores comerciales por la lucrativa pesca de langostas; mientras que en el oeste desde hace años la oposición de los wet’suwet’en a la construcción de un oleoducto en sus tierras ha ocasionado graves choques con las fuerzas de seguridad canadienses.

Para Williams, lo que está pasando con los seis naciones, los mi’kmaq y los wet’suwet’en es parte del mismo problema.
«Es absolutamente el mismo conflicto que lo que vemos en el territorio de los mi’kmaq y de los wet’swet’en. El problema es que no se respetan las relaciones de nación a nación», afirma.

«Somos una nación. Esto es Seis Naciones, somos seis naciones independientes. Cuando entras en nuestra reserva, es un país diferente -añade-. Que Canadá siga teniendo una visión paternalista para tratar a las reservas es totalmente ridículo.

Queremos ser respetados, con una relación de nación a nación».
A la historia de colonización se une ahora la desconfianza y el desencanto con el Gobierno del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

«Su plataforma electoral era la de ser un amigo de la comunidad indígena y el inicio de relaciones de nación a nación. Por eso, los indígenas de todo Canadá votaron por él como no habíamos visto antes. Ese mismo Gobierno nos trata de la misma forma que conservadores y liberales han hecho durante los pasados 100 años. No vamos a tolerar que continúe esa opresión», zanja

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