Desde que el francés Emmanuel Macron se colocó en el mapa político, en las redes sociales comenzó un acalorado debate sobre quién sería ahora el político más atractivo del mundo: ¿Si él o el canadiense Justin Trudeau?
Muchos afirman que definitivamente Trudeau, pero dada la aplaudida victoria de Macron como el gobernante más joven que Francia ha tenido en su historia, después de Napoleón Bonaporte, la balanza podría inclinarse en otra dirección.
Si bien es claro que los atributos físicos del francés no fueron su carta para ganar las elecciones, sí su carisma, inteligencia y el factor de novedad que el país europeo ha buscado desde hace muchos años, algo que también comparte con su homólogo de Canadá.
Las imágenes hablan por sí solas: Los franceses, incluso Barack Obama, están encantados con Macron, y no podemos culparlos.
Pese a la diferencia de edades –Trudeau tiene 45 años, Macron 39– es innegable que el economista francés posee ese toque de elegancia europeo que combinado con la madurez de sus rasgos y presencia genera más de una sonrisa a su paso.
Filósofo, antropólogo, inversionista, asesor económico del aún presidente francés François Hollande, Emmanuel Macron sin duda es un hombre de conocimiento.
Ni qué decir de Justin Trudeau, quien además de haber estudiado literatura fue también maestro de francés y matemáticas en su juventud, y actor.
¿Alguien puede negarle el saludo o la sonrisa al primer ministro canadiense? Nadie.
Al igual que su homólogo de Canadá, Macron tiene un matrimonio envidiable con una mujer que realmente lo inspira.
Su esposa, Brigitte Macron, no sólo ha sido su apoyo durante toda la contienda electoral, hace muchos año fue también su maestra, así que ya sabemos quien da las lecciones en casa.
A pesar de la diferencia de edades (Brigitte le lleva 25 años), la pareja comparte mucha complicidad.
Pero bueno, Justin y Sophie Trudeau también saben cómo darnos lecciones para ser una buena pareja.
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