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Documentos revelan que la respuesta gubernamental contra el COVID-19 en Canadá fue lenta

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Los primeros mensajes de los asesores de la ministra de Salud, Patty Hajdu, nunca insinuaron el alcance eventual de la pandemia.

Esta semana se revelaron en el parlamento, documentos que comprometen seriamente al gobierno canadiense en su reacción para controlar la propagación del virus en el país.

Según los documentos, los asesores del gobierno se mostraron reacios a monitorear a los viajeros procedentes de China, y además afirman constantemente que el riesgo de COVID-19 era «bajo».

Las notas informativas preparadas por los asesores para los ministros federales muestran cuán rápido evolucionó la situación de COVID-19 en Canadá: A principios de marzo, los funcionarios de salud pública declararon que el riesgo de transmisión en Canadá era bajo, sólo para recomendar un cierre ordenado de la vida económica en Canadá dos semanas después.

Hoy el gobierno sufre las consecuencias de la reacción tardía para controlar la propagación del virus en Canadá, este jueves, el primer ministro Justin Trudeau, advirtió a los ciudadanos, que podría pasar hasta un año antes de que la vida normal regrese al país.

Hace menos de dos meses los funcionarios de la Agencia de Salud Pública de Canadá estaban aconsejando a los políticos que los riesgos de propagación del COVID-19 eran baja en este país, y que las cuarentenas obligatorias para los viajeros que regresaban serían demasiado difíciles de aplicar. Hoy vemos con tristeza que este error, está cobrando la vida de cientos de canadienses.

Hoy los medios conocemos, una nota informativa redactada por los asesores del ministerio de salud, fechada el 10 de marzo y preparada para la ministra, Patty Hajdu, antes de una rueda de prensa cuando se reportaban sólo 12 casos del virus en todo el país.

En ese momento la ministra, leyó la nota textualmente y dijo, «el riesgo de propagación de este virus dentro de Canadá sigue siendo bajo en este momento». La nota también dice que el sistema de salud pública está «bien equipado para contener casos procedentes del extranjero, lo que limita la propagación en Canadá».

Un mes después, Canadá tiene más de 21,000 casos confirmados.

Como muestran los documentos, ya el 28 de enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe el riesgo de transmisión de COVID-19 como «muy alto» en China y «alto a nivel mundial».

Los memorandos y documentos presentados para varios departamentos gubernamentales antes de la pandemia, fueron revelados al comité de Salud de cámara de los Comunes este miércoles por la noche, en estos documentos se incluye recomendaciones de planificación temprana que aconsejaban, cual debería ser la respuesta del gobierno federal al COVID-19 en enero y febrero.

Mientras el gobierno repatriará a los canadienses de la provincia china de Hubei y varios cruceros ningún funcionario se percató de hablar de la propagación de la pandemia en el país.

Por el contrario, los funcionarios de salud pública cuestionaron la información de los medios de la ciudad de Wuhan, que sugerían que el virus se estaba propagando a través del contacto de persona a persona.

«Según la información más reciente que tenemos, no hay evidencia clara de que el virus se transmita fácilmente entre las personas», dijo una nota informativa del 19 de enero preparada para la ministra Hajdu.

Los documentos también revelan que el gobierno era reacio a vigilar estrictamente a los viajeros que llegaban de Hubei, la región de China donde se originó el nuevo coronavirus.

Entre los documentos revelados, se conoció una conversación celebrada el 30 de enero con sus homólogos provinciales y territoriales, en la cual, Hajdu, dijo que evitar que el virus llegue a Canadá era «casi imposible» debido a la naturaleza de los viajes globales.

«Lo que realmente cuenta es limitar su impacto y controlar su propagación una vez que llegué aquí», afirmó la ministra en la conversación.

Tres días después, Estados Unidos prohibió a todos los no ciudadanos provenientes de China ingresar al país pero Canada no tomo ninguna decisión al respecto en ese momento.

Si bien hubo puestos de información en los principales aeropuertos canadienses a partir del 21 de enero, la decisión de recopilar información de contacto personal de los viajeros entrantes de Hubei solo se tomó a partir del 19 de febrero, información que luego podrían utilizar los funcionarios de salud pública para hacer un seguimiento con las personas si surgía el brote.

El gobierno confiaba en que las personas le auto informaran a los oficiales de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) si experimentaban síntomas similares a la gripe, mucho después de que las medidas de monitoreo de temperatura fueran comunes en los aeropuertos de Asia.

Lo increíble y es aquí donde se ve la falla del gobierno, es que Entre el 22 de enero y el 18 de febrero, 58,000 viajeros llegaron a Canadá desde China, 2,030 de ellos provenían de la provincia de Hubei.

De este número, Solo 68 fueron apartados para una evaluación adicional por un oficial de cuarentena y solo tres pasajeros fueron señalados para un examen médico; los otros 65 pasajeros fueron enviados con un folleto.

Es imposible saber cuántos pasajeros pre-sintomáticos y asintomáticos fueron liberados en la población general canadiense.

Los «asesores» recomendaron cuarentenas obligatorias

El 7 de febrero, el gobierno comenzó a recomendar que los pasajeros entrantes de Hubei a aislarse voluntariamente durante 14 días para evitar la transmisión.

En un memorando sin fecha enviado a Hajdu a mediados de febrero, los funcionarios del departamento advirtieron que los canadienses pueden cuestionar la efectividad de las medidas «voluntarias» de auto aislamiento para estos viajeros.

Pero el memorándum dice que «no existe la capacidad de hacer cumplir o garantizar el cumplimiento» de una orden de aislamiento obligatoria sin el uso de la Ley de Cuarentena, una medida que el gobierno terminaría promulgando semanas después.

El memorando decía que era mejor dejar todas las medidas de auto aislamiento como voluntarias para garantizar que haya «menos presión sobre los recursos de salud pública».

El memorando decía que los funcionarios de salud pública no tenían la capacidad requerida para poner en cuarentena a los pasajeros de China; 20,000 de esos viajeros llegaban a Canadá cada semana en ese momento.

La Agencia de Salud Pública borró cualquier referencia a China en panfletos difundidos a los viajeros que regresan al país a partir del 24 de febrero, después de que quedó claro que hubo una propagación inusitada del virus de COVID-19 en países como Irán e Italia.

Para los expertos, el gobierno ha tomado las medidas adecuadas para minimizar la propagación del virus, pero al mirar hacia atrás, esto se pudo haber evitado mucho antes si los controles fronterizos se hubieran implementado a tiempo.

Hoy no tendríamos que contar tantos muertos y serían menos los infectados.

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