Algunos canadienses se dirigirán el domingo al Dolby Theatre de Los Ángeles con la esperanza de volver a casa con una estatua de oro y un importante título: ganador del Oscar.
Sin embargo, luego de que se anuncian los nombres de los ganadores, se pronuncian los discursos, se toman las fotografías y se guarda la estatua de oro en un estante: ¿qué significa realmente ser un ganador del Oscar?
«Definitivamente te devuelven las llamadas más rápido, lo admito», dijo J. Miles Dale, un productor de cine de Toronto que ganó el Oscar a la mejor película con Guillermo del Toro por La forma del agua en 2018.
«Creo que no existe una versión en la que de alguna manera no te eleve a los ojos de otras personas en el negocio, ya sea que esté bien o mal, ya sea una percepción o una realidad».
Dale recuerda que tan pronto como la película filmada en Ontario llegó a los festivales, algo se sintió diferente. El público y los críticos respondieron y el impulso cobró fuerza a medida que la película se estrenó en diferentes festivales.
Después de unos meses, la película fue nominada a 13 premios de la Academia, incluida la de mejor película. Dale estaba sentado entre la audiencia con su madre cuando lo nombraron como uno de los ganadores.
«Es como, ‘Dios mío’, y luego estás en el escenario y miras hacia afuera y es como, ‘¡Ahí está Spielberg! ¡Y ahí está Meryl Streep!’ y es como, ‘¿Qué estoy haciendo aquí?’ » dijo Dale. «Todo va en cámara lenta, pero es el mejor accidente automovilístico».
Dijo que ganar el Oscar puso a todo un equipo de cineastas canadienses en el mapa.
Esto significaba que en Toronto, Dale podría usar el nuevo estatus para hacer otra película de Del Toro: Nightmare Alley, protagonizada por Bradley Cooper y Cate Blanchett. Obtuvo cuatro nominaciones al Oscar, incluida otra a mejor película.
Actualmente, Dale está trabajando en Frankenstein de Del Toro. El proyecto, protagonizado por Oscar Isaac, Christoph Waltz y Jacob Elordi, se rodará en Toronto este mes.
Mirando hacia atrás, Dale dice que la victoria de La forma del agua fue «una afirmación maravillosa» del trabajo de los cineastas y equipos canadienses. «Poder arrojar luz sobre esas personas, sus carreras y sus logros fue realmente gratificante», dijo.
El compositor Mychael Danna está de acuerdo en que «el efecto que tiene en las personas que te rodean» es, con diferencia, la parte más duradera de ganar un Oscar.
Danna, quien ganó el premio a la mejor música original en 2013 por su trabajo en Life of Pi, dice que ganar un Oscar actúa como un impulso profesional para todos los involucrados.
«Grabamos a los músicos en Toronto. Grabamos a la orquesta aquí [en Los Ángeles] en los Estudios Fox, una gran banda de 100 personas, el coro en Londres, músicos en India, Indonesia y Medio Oriente», dijo. «Todavía recibo correos electrónicos del ingeniero que teníamos en Madrás… quiero decir, significa algo».
No obstante, dice que traducir un Oscar en un mayor éxito puede ser más complicado.
«Un Oscar significa todo y nada en esta ciudad», dijo Danna, que ahora vive en Los Ángeles.
«Aún tienes que conseguir el trabajo y, por cierto, te podrían despedir en un minuto y tu Oscar no te salvaría de eso. Siempre es, ‘¿Qué tan bueno eres ahora, hoy?’ »
Los aumentos salariales y la ‘maldición de los Oscar’
Economistas, expertos financieros y analistas de la cultura pop han intentado encontrar una respuesta cuantificable sobre el valor de un Oscar. Un análisis muy citado afirma que ganar un Oscar a la mejor actriz o actor aumenta el patrimonio neto de una persona en más de un 300 por ciento.
Por otra parte, muchos han especulado sobre la llamada «maldición de los Oscar», donde un ganador tiene una serie de mala suerte o malos papeles, truncando una carrera prometedora después de una victoria.
Louise Fletcher, por ejemplo, ganó el premio a la mejor actriz por interpretar a la enfermera Ratched en Alguien voló sobre el nido del cuco en 1976 y después no tuvo mucha carrera cinematográfica. Más recientemente, Adrien Brody y Halle Berry han llamado la atención por sus tibios números de taquilla luego de sus grandes victorias en 2002 y 2003, respectivamente.
Los cortometrajes significaron objetivos tangibles
Al igual que Dale, los cineastas David Fine y Alison Snowden, radicados en la Columbia Británica, describen su victoria en el Oscar como algo que ocurrió en «cámara lenta». Pero en lugar de Spielberg, recuerdan haber visto a Tom Hanks y Sharon Stone entre el público.
La pareja ganó por su corto animado de 1995 Bob’s Birthday, que presentaba una historia melancólica pero divertida sobre el amor a lo largo del tiempo (y un pene animado). Con el tiempo se convertiría en una querida serie de televisión de cuatro temporadas.
Le dan crédito al Oscar por ayudarlos a conseguir la reunión que necesitaban para convertir el cumpleaños de Bob en la serie Bob y Margaret.
«La gente decía: ‘Oh, eres un ganador del Oscar. Está bien. Nos encantaría saber lo que piensas», dijo Fine, quien recuerda ser un joven cineasta en Toronto y ver los Premios de la Academia por televisión. Dice que lo que más le entusiasmaba eran las categorías de cortometrajes porque parecían un objetivo tangible.
«El joven promedio puede aspirar a intentar ganar un Oscar, premios o festivales sólo para que se escuche su voz», dijo Snowden.
Cambiando el curso de la historia
El ganador del Oscar Ben Proudfoot regresa a Los Ángeles esta semana para intentar ganar una segunda estatua.
En 2021, se llevó a casa el Premio de la Academia al mejor cortometraje documental por La reina del baloncesto.
Este año, el cineasta haligoniano está nominado en la misma categoría por The Last Repair Shop, sobre un grupo de personas que reparan instrumentos musicales para estudiantes en Los Ángeles.
Para él, el Oscar ha significado no sólo un impulso para su currículum y el equipo detrás de los documentales, sino también un foco de atención sobre sus sujetos.
«Están literalmente trabajando durante décadas en un almacén sin ventanas arreglando saxofones y violines, y en tres días estarán en la alfombra roja», dijo Proudfoot. Dice que incluso ser nominado ha resultado en momentos que cambian la vida de algunos protagonistas del documental, señalando a Bobi Wine: The People’s President.
La película, que documenta la candidatura presidencial de Uganda en 2021 de un famoso músico afrobeat, está nominada al mejor largometraje documental.
Según Proudfoot, la mañana en que la película fue nominada al Oscar, la policía retiró su presencia de la casa de Wine en Kampala.
«La policía que estaba rodeando la casa de esa persona se fue porque sabían que el mundo estaba mirando, ¿verdad? Ese es un impacto genuino», dijo Proudfoot. «Son los Oscar los que están cambiando el curso de la historia política, no sólo la historia del cine».
