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Comey considera que fue despedido por la presión de la trama rusa

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Momentos en que el exjefe del FBI James Comey declaró en audiencia pública abierta en el Congreso.
Foto: Efe

Nunca antes, al menos no desde las épocas del escándalo de Watergate en los 70, una audiencia en el Congreso había generado tal expectativa como la que desató el testimonio del exdirector del FBI James Comey este jueves ante el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense y en la que acusó al presidente Donald Trump no solo de “mentiroso”, sino de quizás interferir en la investigación que adelantaba contra las posibles relaciones de su campaña con Rusia.

Desde la 4 de la madrugada cientos de personas ya hacían cola para poder obtener un lugar en el recinto mientras que bares de la ciudad abrieron sus puertas en la mañana para trasmitir la audiencia en vivo como si se tratara de la final de fútbol americano.

Y el evento, como se esperaba no decepcionó. A lo largo de más de tres horas, Comey respondió preguntas de legisladores de ambos partidos ofreciendo su versión de unas nueve conversaciones que sostuvo con Trump antes de que este lo despidiera el mes pasado y que describió como “incómodas” y “preocupantes”.

Al final, tanto republicanos como demócratas se sintieron vindicados. Para los primeros, especialmente los más cercanos a Trump, Comey dejó claro que el presidente no estaba bajo investigación y que nunca le pidió directamente que detuviera la investigación contra su campaña.

Para los segundos, lo que el exdirector del FBI planteó fue un claro caso de obstrucción a la justicia que podría ser la base para un juicio de destitución.

El exdirector arrancó su testimonio explicando el porqué había decidido dejar una constancia por escrito desde la primera conversación que sostuvo con el presidente cuando este aún no se había posesionado. Según Comey, Trump le indicó en esta que su puesto como director estaba seguro, pero le reclamó “lealtad”.

Para el funcionario, un veterano de la agencia que había sido nominado por el expresidente Barack Obama en el 2014, se trataba de una solicitud tanto inusual como inapropiada. Aunque el director del FBI es un cargo que depende de la presidencia, la agencia funciona con total autonomía y el cargo se extiende por 10 años precisamente para evitar que sea politizado.

“Tuvo que ver mucho con la naturaleza de la persona (Trump). Pensé honestamente que él podría mentir sobre el alcance de nuestra conversación y por eso decidí registrarlo de manera minuciosa”, dijo el exdirector. En el curso de la audiencia, el funcionario trató a Trump de mentiroso en otras 4 oportunidades.

“La Administración eligió difamarme a mí y de manera mucho más grave al FBI”, aseguró Comey. Además, admitió que él mismo había filtrado uno de esos memos a la prensa luego que tanto Trump como la Casa Blanca “mintieran” sobre las razones de su destitución.

Esas mentiras –dijo– confirmaron su corazonada. Y lo convencieron de que el departamento de Justicia, encabezado por aliados de Trump no podría adelantar una investigación imparcial.

Inicialmente, la Casa Blanca sostuvo que Comey había sido despedido, pues su labor dejaba mucho que desear y estaba causando fisuras en el FBI. Poco después el propio Trump admitió que decidió cortarle la cabeza por la investigación que adelantaba sobre Rusia y su campaña.

Tras su abrupta destitución –y la aparición de los memos–, el departamento de Justicia tuvo que nombrar a un fiscal independiente para que se encargara de la investigación pese a que el presidente no estaba de acuerdo.

En la audiencia, el exdirector dijo no tener dudas de que la razón para su salida había sido la investigación que se adelantaba sobre Rusia y que Trump se estaba sintiendo “presionado”.

Como se recuerda, Comey había revelado en marzo, en otra audiencia ante el Congreso, que la campaña del presidente estaba siendo investigada por una posible alianza con Rusia para influir en el resultado de las elecciones presidenciales.

Previamente, todas las agencias de inteligencia habían concluido que Rusia había interferido en las elecciones con la intención de favorecer a Trump. Comey también confirmó que Trump le había pedido ayuda para disipar la “nube” que se había posado sobre su presidencia por el caso de Rusia y que le sugirió archivar la investigación paralela contra Michael Flynn, el primer Asesor de Seguridad Nacional del presidente, que fue removido del cargo cuando se estableció que había mentido sobre sus contactos con los rusos.

“Ojalá usted pueda ver las cosas con claridad y pueda dejar esto, dejar quieto a Flynn. Es un buen tipo y espero que usted pueda dejarlo ir”, dijo Trump según la versión de Comey.

El exdirector reconoció en su testimonio que Trump no le pidió abandonar la investigación sobre Rusia como tal y que tampoco le dio una orden directa sobre Flynn. Pero luego aclaró que, viniendo del presidente, había asumido sus palabras como una clara directriz.

El exfuncionario dijo a su vez que Trump, en repetidas ocasiones, trajo a colación que su permanencia al frente del FBI dependía de alguna manera en que este fuera leal y le obedeciera. “Como si estuviera tratando de dejar claro quién era el patrón”, dijo.

Comey, y en esto se fijaron mucho los republicanos, reconoció haberle dicho al presidente en tres ocasiones que no estaba siendo investigado personalmente y se abstuvo de contestar si a su juicio lo hecho por el mandatario constituía una obstrucción a la justicia.

La Casa Blanca, por su lado, trató de vender el testimonio de Comey como prueba de que el presidente nunca cometió un crimen y negó que este hubiese mentido. De hecho pasó al ataque acusándolo de filtrar documentos a la prensa, algo que podría generarle problemas legales.

Sobre la audiencia probablemente se hablará durante muchos días más. Especialmente dado que el exdirector se reservó muchas de sus respuestas para otra audiencia privada que se realizó el jueves mismo.

Y dado el ambiente partidista que se respira en Washington, es poco viable que se constituya en la ‘prueba reina’ contra Trump, pues para muchos en el fondo se trata de la palabra de Comey contra la del presidente de EE. UU.

Dicho eso, el tema está lejos de cerrarse, pues de momento siguen avanzando las investigaciones paralelas que adelanta el FBI, el fiscal independiente y el Congreso.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En twitter: @sergom68
Washington

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