
El gobierno federal canadiense reducirá en 2026 el número de plazas disponibles en sus programas humanitarios de refugio y residencia permanente, como parte de un reajuste de sus niveles de inmigración.
El plan actualizado, publicado esta semana, establece 49.000 plazas para refugiados que buscan la residencia permanente, una cifra inferior a las 58.000 de este año, lo que representa una disminución significativa en la proporción de cupos destinados a la protección humanitaria.
De acuerdo con el Consejo Canadiense para los Refugiados (CCR), el presupuesto federal también incluye una medida especial para conceder residencia permanente a 115.000 personas protegidas adicionales que ya se encuentran en el país.
Para Gauri Sreenivasan, codirectora ejecutiva del CCR, el nuevo plan ofrece un “resultado mixto” para la población refugiada.
“Tenemos casi 150.000 refugiados en lista de espera, aguardando la señal de que Canadá es su hogar permanente y la oportunidad de reunir a sus familias”, afirmó. “La iniciativa para otorgar la residencia a 115.000 personas en Canadá es un reconocimiento a esa espera, pero el plan en general reduce la proporción del componente humanitario dentro del sistema migratorio canadiense”.
El documento gubernamental también prevé 5.800 nuevas residencias permanentes para personas acogidas a programas humanitarios especiales, entre ellas quienes huyeron de Hong Kong, Ucrania y Sudán. En 2025, el gobierno había proyectado 5.300 admisiones en esas mismas categorías, lo que muestra un leve aumento, aunque insuficiente para responder al creciente número de solicitudes.
Retrasos y esperas prolongadas
De acuerdo con Roy Lee, representante de la Hong Kong Pathways Alliance, el incremento es “marginal” frente a los más de 50.000 expedientes acumulados.
“Cada mes llegan más de mil solicitudes para la vía de Hong Kong; ese pequeño aumento no alcanza ni para reducir la lista de espera de una sola semana”, explicó.
Según los informes presentados a la ministra de Inmigración, Lena Diab, los tiempos de procesamiento en la vía humanitaria y compasiva oscilan entre 12 meses y 50 años, dependiendo del caso. Un funcionario del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá confirmó que la demanda de estos programas supera ampliamente la cantidad de plazas disponibles y que las solicitudes seguirán siendo procesadas sin un calendario definido.
La vía especial para personas procedentes de Hong Kong permanecerá abierta hasta el 31 de agosto de 2026. Sin embargo, las demoras están afectando gravemente a los solicitantes.
Lee, quien llegó a Canadá en enero de 2023 y solicitó la residencia en mayo de 2024, dijo que el tiempo de espera inicial era de seis meses y medio. Hoy, el portal oficial indica un tiempo de procesamiento estimado de 98 meses para solicitudes presentadas en esa fecha.
El programa fue creado en respuesta a la represión política de China contra el movimiento prodemocrático de Hong Kong. Pero la incertidumbre en los plazos ya está teniendo efectos personales y de salud sobre algunos solicitantes. Lee, quien padece diabetes tipo 1, teme perder su cobertura médica al graduarse de la universidad.
“Sé que no tendré seguro médico después de graduarme. Estoy racionando la insulina, saltándome comidas… a veces solo puedo comer una o dos veces al día”, confesó.
Historias de espera e incertidumbre
Derek Chan, otro solicitante hongkonés, fue arrestado durante las protestas de 2019 y llegó a Canadá en 2023 tras cumplir condena. Aunque recibió una “aceptación en principio” en mayo, su proceso no ha avanzado.
“Renunciamos a nuestras carreras, a nuestras familias y amigos. Pero cada vez que revisamos el tiempo de procesamiento, este es mayor. Nos sentimos atrapados”, lamentó.
Chan y otros solicitantes señalan además un riesgo adicional: la caducidad de sus pasaportes. La renovación debe realizarse en consulados chinos, donde temen ser perseguidos o detenidos bajo las leyes de seguridad impuestas por Beijing.
“Si acudimos al consulado chino, podrían arrestarnos o deportarnos. Vivimos con miedo constante”, afirmó Lee.
A pesar de los esfuerzos por atender la acumulación de casos, las cifras muestran que el componente humanitario del sistema migratorio canadiense se reduce progresivamente, mientras el gobierno centra sus recursos en programas de inmigración económica y laboral.






