Toronto (Canadá), 13 jun (EFE).- El antropólogo argentino Luis Fondebrider, responsable del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), expresó hoy en una entrevista con Efe su sorpresa por que un país como Canadá no haya investigado el caso de más de 1.200 mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas en los últimos 20 años.
Fondebrider viajó a Canadá invitado por el principal periódico del país, The Globe and Mail, para asesorar al rotativo sobre cómo realizar investigaciones de individuos desaparecidos ante la falta de acción de las autoridades canadienses.
«Vine invitado para contar cómo en otras partes del mundo se investigan hoy en día los casos de desaparición de personas, sean por razones políticas, o casos de mujeres como en México o Argentina y emigrantes», dijo Fondebrider, que ha participado en casos como los femenicidios de Ciudad Juarez (México).
«Un poco la idea fue contarles las experiencias, las lecciones aprendidas y compartir con ellos unas ideas para el problema que tienen acá», añadió.
Desde hace años, organizaciones de derechos humanos y de indígenas han denunciado el elevado número de mujeres y niñas que desaparecen de las comunidades aborígenes de Canadá y han solicitado que el Gobierno canadiense investigue de forma sistemática la problemática.
Pero el Gobierno del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, se ha negado a las peticiones de familiares de desaparecidos y organizaciones civiles al argumentar que es un mera cuestión policial.
Fondebrider considera que, tal y como se ha demostrado en otros países, es equivocado hacer un planteamiento exclusivamente policial cuando, como indica, existe un patrón evidente en los casos de las desapariciones de mujeres indígenas en Canadá.
«Las autoridades dicen que muchos de los responsables de las desapariciones y asesinatos son de la propia comunidad. No sé pero si son siempre mujeres, indígenas y pobres, ya tienen un patrón más allá de quién las mate», dijo.
«Desde hace más de 20 años hay un grupo de personas, normalmente mujeres de comunidades indígenas, pobres, que se van de sus casas, que no se sabe más de ellas o que aparecen asesinadas de una forma aparente bastante sistemática», explicó el antropólogo argentino.
«Lo que parece ser un patrón de casos que va más allá de un caso criminal común y que es una situación que continúa, lo que produce una angustia y dolor muy grande en las personas. Y hay una falta de respuesta concreta por parte de las instituciones del Estado para investigar estos casos», añadió.
Fondebrider expresó su extrañeza de que en un país desarrollado como Canadá, se viva esta situación.
«Todos los días me tengo que recordar que estoy en Canadá porque todos los días escucho historias muy similares a las que escuché en otros países», declaró.
Fondebrider señaló que hay similitudes entre las desapariciones de mujeres indígenas en Canadá con casos como el de Ciudad Juárez en México.
«Algunas cosas son similares, más allá de la diferencia de contexto. Que sean personas pobres, normalmente de lugares muy marginados de la sociedad», señaló.
«Que el Estado no tenga una relación fluida y de confianza con los familiares y las organizaciones. La falta de coordinación entre los organismos del Estado que se ocupan de esta temática. La falta de coordinación cuando se encuentran restos no identificados», continuó.
«Es importante que este tipo de investigaciones se encaren con un enfoque nuevo, no el enfoque tradicional sino con un enfoque multidisciplinario donde se abarque el problema y donde fundamentalmente la sociedad canadiense entienda que no es un problema de los aborígenes sino de todos», concluyó.
En ese sentido, el antropólogo argentino mostró su sorpresa por la pasividad de la sociedad canadiense, de «la falta de visibilidad del problema, de discusión y debate. La escasa movilización de la sociedad canadienses por este problema».
«Si estas investigaciones han avanzado en otros países, especialmente en América Latina, es por la movilización de los familiares, de las organizaciones de derechos humanos, que salieron a la calle», explicó.
«Por eso hago mi trabajo, porque sino hubiesen salido a la calle no habríamos avanzado nada en mi país ni en ninguna otra parte del mundo. Es la única forma de movilizar a los Estados para investigar, que es su responsabilida
