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Adolescentes latinoamericanos defienden su derecho e identidad como trabajadores

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Milagro Monges, niña paraguaya, participa en el Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, en Asunción (Paraguay). EFE
Milagro Monges, niña paraguaya, participa en el Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, en Asunción (Paraguay). EFE

Adolescentes latinoamericanos del Movimiento de América Latina y el Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (Molacnats) defendieron hoy en Asunción su derecho al trabajo y a ser reconocidos como trabajadores, una situación en la que se encuentran 13 millones de niños en la región.
Los integrantes del Molacnats, que el pasado viernes iniciaron su encuentro regional en la localidad de Luque (Gran Asunción), participaron hoy de la primera jornada del séptimo Congreso Mundial sobre Derechos de la Infancia y la Adolescencia, que se celebra en Asunción.
La delegada del Molacnats, la paraguaya Virginia Milagro Monges, de 17 años, explicó a Efe que los niños y adolescentes que trabajan, tanto fuera del hogar, como dentro de su casa, realizando tareas domésticas, deben reconocerse como trabajadores y organizarse para defender sus derechos.
«En las organizaciones nos damos cuenta de que somos trabajadores, frente a la gente que nos criminaliza, nos trata como a delincuentes, o piensa que nos están obligando a trabajar o que estamos siendo explotados», declaró.
Monges comenzó a trabajar fuera de casa a los trece años, cuando sus vecinos, viendo sus habilidades, la invitaron a prestar servicios en una peluquería, donde, además de ganar un salario, siguió formándose, al tiempo que continuaba sus estudios.
Cuatro años después, la adolescente está en el último año de la escuela secundaria y quiere comenzar después la carrera de ciencias políticas en la universidad.
«Uno de los principales motivos para trabajar es que queremos estudiar, porque lastimosamente la educación no es gratuita. Sin trabajo, no habríamos ni imaginado la oportunidad de tener una formación, que es fundamental para desarrollarnos como personas», afirmó.
Otra de sus motivaciones para trabajar es la de «aportar ingresos al hogar y prepararse para el futuro» y asegura que su trabajo le ha ayudado a aprender valores como la solidaridad, y a estimular su crecimiento personal.
La activista declaró que desde hace años integra la Coordinación Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores de Paraguay (Connats), con el fin de luchar por unas condiciones laborales dignas, y contra la explotación.
Monges dijo que un tipo de explotación extendida en Paraguay es el criadazgo, un sistema por el que un niño o niña es entregado a otra familia para que desempeñe tareas domésticas de forma gratuita, a cambio de educación y manutención, y que afecta a más de 46.000 niños y niñas en el país.
«El criadazgo no es trabajo, es explotación, es un crimen que vulnera todos los derechos de niños, niñas y adolescentes. Necesitamos atacar las causas de la pobreza, y eliminar la desigualdad para erradicar este crimen», destacó.
El criadazgo está considerado por varias organizaciones defensoras de los derechos de la infancia como una «forma moderna de esclavitud» y la problemática volvió a salir a la luz a comienzos de 2016, tras el asesinato de la adolescente Carolina Marín, de 14 años, a quien su patrón presuntamente mató golpeándola con la rama de un árbol.
Unos 13 millones de niños de América Latina y el Caribe son trabajadores, lo que equivale al 8,8 % del total, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Asunción, 16 nov (EFE).-

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