
Ómar Ambuila vivía sin ostentaciones en la zona céntrica de Buenaventura, Valle del Cauca, con su esposa Elba Chará, una mujer que dedicaba sus días al trabajo del hogar y a la atención de sus familiares.
Como jefe del Grupo Interno de Trabajo de Control de Carga de la Dian, estamento al que Ambuila se vinculó desde hace 27 años como contador, su vida transcurría sin lujos en el puerto. El salario mensual básico que recibía por sus labores alcanzaba los 4.300.000 pesos.
Esta familia acostumbraba a vestir ropa de prestigiosas marcas, situación que se veía con normalidad en Buenaventura, donde no llamaba la atención de nadie. Sin embargo, lo que sí generaba extrañeza eran las publicaciones de su hija Jenny Lizeth Ambuila.
Mientras sus padres pasaban sus días en el puerto en completa tranquilidad y sin muchos lujos, Jenny se daba una gran vida en Miami, donde cursaba sus estudios universitarios, también había pasado por la Universidad de Harvard un par de años atrás.
Fue, precisamente, en Estados Unidos en donde Jenny compró en el 2016 un carro Lamborghini, de color rojo, con presuntos dineros dados por su padre. El vehículo costó 1.000 millones de pesos, recursos que no pudieron ser justificados con el salario del padre ni con la venta de una vivienda que la familia Ambuila dijo haber tenido en el norte de Cali, en el Valle del Cauca.
Los esposos Ambuila y su hija, detenidos la semana pasada, en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, de Palmira, no aceptaron los cargos ante el Juzgado 9 de control de garantías en Cali que les dictó medida de aseguramiento por presunto lavado de activos, favorecimiento al contrabando, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir, cargos que también se les imputaron a dos personas más, entre ellas, otro funcionario de la entidad de control de aduanas en Buenaventura.
Según la Fiscalía, los bienes, como los carros de la hija, pues también tuvo un Porsche de color blanco, presuntamente fueron adquiridos con dineros que habrían provenido de «un esquema de corrupción que estaría en cabeza de dos funcionarios de la Dian, que habrían permitido el ingreso ilegal de toneladas de mercancía por el puerto de Buenaventura». Los otros dos detenidos fueron Emilson Moreno Granja, funcionario del Grupo de Control de Carga de la Dian, y Gustavo Adolfo Rivas Arboleda.
Las ostentaciones fueron evidentes en los últimos tres años, según la Fiscalía, cuando la hija de los Ambuila empezó a publicar fotos y videos en redes sociales de los vehículos de alta gama.
En esos videos, la joven Ambuila se ve conduciendo, en especial, el Lamborghini, por calles de Estados Unidos.
De acuerdo con la Fiscalía, la joven Ambuila utilizaba el Porsche de color blanco para ir a la Universidad. La joven asistía, además, a los más famosos festivales y conciertos en Estados Unidos y no ocultaba la ostentación de ropa de marcas como Louis Vuitton y otros accesorios de Chanel y Gucci. Estos lujos los mostraba en las mismas redes, con otros accesorios, como un teléfono celular de cubierta de oro y de edición limitada.
Ómar Ambuila nació en Buenos Aires, municipio del norte del Cauca y luego se fue a vivir al puerto marítimo vallecaucano, donde logró un empleo en la Dian tras sus estudios como contador.
Ya en Buenaventura formó su hogar con Elba Chará; además, se especializó en Derecho Aduanero.
En la Fiscalía informaron que, durante más de un año, un equipo especializado de la Dirección contra el Lavado de Activos de la Fiscalía, con apoyo de agencias de los Estados Unidos, estuvieron reuniendo evidencias para que el Juzgado 9 dictara la medida de aseguramiento.
«A cambio de su ilícito actuar, estas dos personas (Ambuila y el otro funcionario de la Dian) y otros señalados cómplices habrían recibido millonarios dividendos que se ocultaron a través de la constitución de empresas fachada o fueron girados a sus familiares para que adquirieran bienes y servicios que superarían su capacidad económica. Por ejemplo, estaría demostrado que los dos funcionarios no tenían salarios superiores a los 6 millones de pesos; sin embargo, registraron ingresos y compras por montos muy superiores de los que nunca ha existido claridad sobre su origen»., señaló la Fiscalía cuando se produjeron las cinco capturas.
En la Fiscalía también resaltaron «que en el curso de la investigación llamó la atención que familiares de uno de los dos funcionarios «gozaban de una vida de comodidades y así lo mostraban a través de las redes sociales. Ya en la verificación de sus movimientos financieros se constató que no desempeñaban actividad económica que soportara los bienes y la vida social que ostentaban».