Inicio Béisbol-Grandes Ligas Azulejos de Toronto Mientras los Dodgers esperaban que apareciera la suerte, los Blue Jays hicieron...

Mientras los Dodgers esperaban que apareciera la suerte, los Blue Jays hicieron lo suyo en el primer partido de la Serie Mundial

5
0
Addison Barger, de los Toronto Blue Jays, observa cómo su grand slam toma vuelo durante la sexta entrada.
Addison Barger, de los Toronto Blue Jays, observa cómo su grand slam toma vuelo durante la sexta entrada.

El béisbol, más que un juego de estadísticas, es una danza entre la paciencia y la oportunidad. En el primer duelo de la Serie Mundial 2025, los Toronto Blue Jays entendieron ese principio a la perfección. Mientras los Los Angeles Dodgers esperaban que la suerte —esa aliada tan caprichosa— hiciera su aparición, el conjunto canadiense la buscó con determinación, trabajo en equipo y una ofensiva precisa que los llevó a una victoria por 5-2 en el Rogers Centre de Toronto.

El ambiente era eléctrico. Toronto, que no alcanzaba una final desde 1993, vivió una noche de reencuentro con su historia. El abridor de los Blue Jays, Kevin Gausman, fue un muro en la lomita: seis entradas impecables, nueve ponches y apenas dos hits permitidos. Su dominio silenció las esperanzas tempranas de una ofensiva angelina que, a pesar del talento, nunca logró conectar con la energía del partido.

Del otro lado, los Dodgers parecían esperar una chispa que nunca llegó. Su ofensiva —habitualmente explosiva— lució contenida, sin ritmo ni sincronía. Ni Mookie Betts ni Freddie Freeman lograron imponer su presencia. El bateo oportuno brilló por su ausencia, y cuando Toronto encontró su momento, lo aprovechó sin titubeos.

El batazo clave llegó en el sexto episodio, cuando Vladimir Guerrero Jr. conectó un doble productor que rompió el empate y encendió al estadio. A partir de ahí, la maquinaria canadiense se movió con la precisión de un reloj. Bichette, Chapman y Kiermaier se encargaron de ampliar la ventaja, mientras el bullpen cerró el juego con autoridad para sellar el 5-2 final.

Para los Dodgers, la derrota no solo fue un golpe en el marcador, sino una advertencia: la Serie Mundial no se gana esperando milagros. Toronto demostró que la diferencia entre la esperanza y la ejecución puede escribirse en una sola entrada.

Más allá del resultado, el juego reflejó un cambio de narrativa. Los Blue Jays no llegaron como simples invitados nostálgicos de los noventa, sino como un equipo con hambre, talento y convicción. Cada carrera fue una declaración: el pasado glorioso puede revivir, pero solo si se construye desde el presente.

Los Dodgers, en cambio, deberán mirarse al espejo y reencontrar su esencia antes del segundo encuentro. Si quieren recuperar el control de la serie, tendrán que dejar de esperar que la suerte los acompañe y empezar a fabricar sus propias oportunidades.

El béisbol, como la vida, rara vez premia a quien espera. Y esta noche, los Blue Jays fueron los únicos que se atrevieron a ir por lo que querían.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here