
Los dirigentes de los 21 países miembros de la APEC se comprometieron a redoblar esfuerzos para que la liberalización comercial, la inversión y la transformación digital generen beneficios para todos los participantes, sin dejar a nadie atrás. La cita, realizada esta semana en Gyeongju (Corea del Sur), se desarrolló en un contexto de crecientes tensiones entre grandes potencias, cadenas de suministro bajo presión y retos demográficos y tecnológicos que amenazan el crecimiento regional.
Declaración conjunta y enfoque en la prosperidad compartida
Al cierre de la cumbre, los líderes adoptaron una declaración —denominada “Gyeongju Declaration”— en la que reafirmaron su apoyo a un comercio abierto y a la integración económica regional. Al mismo tiempo, subrayaron la necesidad de priorizar “beneficios compartidos” y resiliencia frente a choques externos. En una intervención destacada, el presidente Xi Jinping de China presentó un plan en cinco puntos para construir una “economía Asia-Pacífico inclusiva y abierta”, enfatizando la liberalización comercial, la estabilidad de las cadenas de valor, la transición digital y verde, y la modernización centrada en las personas.
Tecnología, demografía y la presión de los bloques
La cumbre también abordó temas más amplios que el mero comercio. Por ejemplo, el presidente surcoreano Lee Jae‑myung presentó una iniciativa regional sobre inteligencia artificial (IA) y demografía, en respuesta al envejecimiento poblacional y a las transformaciones tecnológicas que afronta la región. Asimismo, se evidencia una preocupación generalizada porque las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) —a menudo rezagadas— puedan quedar al margen de los procesos de digitalización y globalización.
Retos para la implementación y la credibilidad
Aunque el comunicado final contiene lenguaje sólido sobre la cooperación, analistas advierten que las diferencias económicas y estratégicas entre los miembros de la APEC pueden dificultar la implementación de las promesas. La confrontación comercial entre Estados Unidos y China sigue siendo una sombra sobre la región, al igual que los desequilibrios internos de desarrollo. Para lograr un verdadero “beneficio compartido”, el bloque deberá convertir declaraciones en medidas concretas: por ejemplo, mayor facilidad de inversión en economías emergentes, programas de capacitación tecnológica en países más rezagados y un marco efectivo de supervisión del cumplimiento.






